A veces lo importante no es participar
No es difícil estar harta a estas alturas. He consumido productos de ficción toda mi vida, y en pocos me he visto representada como un ser completo, con mis luces, mis sombras, y mis secretos. La mujer en la pantalla rara vez se considera humana, y en "Gambito de Dama", a pesar de lo maravillosas que puedan parecerme su realización y su fotografía, han vuelto a pecar de lo mismo. Una vez más han creado a una mujer prácticamente omnipotente, sin grises y cuyos defectos son vistos casi como cualidades, apenas tienen un peso real en su día a día. Ella sigue consiguiendo todo porque lo puede todo. Y todo con mucha elegancia y belleza, por supuesto. A quién voy a engañar, a pesar de mi desasosiego aún mantengo la esperanza de dejar de ser representada como un maniquí para empezar a ser una mujer real. De esas que a veces participan y a veces ganan, pero están de verdad.
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