Isabel Ayuso: belleza, amor y valentía
Oí ayer a un sacerdote por el que siento gran admiración que, en los Evangelios, no había referencias a la belleza, aclarando sin embargo, que sí había una: los lirios del campo, de los que Jesús resalta su belleza y crecen sin los menores cuidados. Hablaba de que lo verdaderamente importante es el amor. Pero es que el amor hace bellas a las personas.
Santa Teresa de Calcuta, tal como yo la conocí, era físicamente una mujer no precisamente hermosa, pero de su corazón trascendía una belleza que atraía a todos, a mujeres muy bellas, aunque no ideales, como la difunta princesa de Gales, y a cualquiera otra persona de buena voluntad. Y esto era por su gran amor.
Hoy me traslado al discurso de la Sra. Ayuso, presidenta de Madrid, en la inauguración del belén de la Puerta del Sol en esa ciudad. Sus valientes palabras en defensa de la tradición cristiana y de la fe, que apoya ese hecho, base de Occidente y hoy muy apagado, me han producido emoción por su valentía y testimonio. Esta forma de comportarse, por infrecuente en los hombres y mujeres públicos, es muy de alabar. Son nuevamente las mujeres las que nos dan una lección de valentía y compromiso, de coherencia, en una palabra.
Se dan circunstancias en el caso de la Sra. Ayuso, y esto viene a cuento de mi comentario inicial, de cómo, viéndola y oyéndola, podemos apreciar un caso de belleza y de amor. Además de arrojo valiente.
Felicidades, presidenta, y que Dios la bendiga en esta Navidad, un poco triste, y siempre.
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