Los niños necesitan hoy más amor y protección que nunca
Los animales nacen y al poco ya saben cómo sobrevivir; los seres humanos dependen de la atención de los adultos durante toda su niñez, y naturalmente no solo por la que está cayendo. Parece que el ser que debemos proteger es actualmente el más indefenso. Tomemos tan solo algún ejemplo:
En el mundo en vías de desarrollo, la pobreza o las deudas llevan a algunos padres a vender a sus hijos por cantidades ínfimas. ¿Qué les sucede? Se les obliga a prostituirse o se les trata como esclavos en sórdidas empresas. En otros casos, intermediarios o agencias de adopción de países occidentales los revenden por hasta 10.000 dólares. En algunos países se roban niños para trasplantes de órganos, o con el fin de entrenarlos y usarlos en guerrillas, la prostitución y el robo, o se les desfigura a propósito para inspirar compasión como mendigos. Tan solo en Brasil, se cree que hay más de 500.000 prostitutas adolescentes. Los millones de niños que crecen actualmente en campos de refugiados se ven privados de la debida nutrición, sanidad, educación y futuro.
Aun en nuestra cercanía, los niños deben sortear el embarazo no deseado para no acabar en la basura, o quizá sea su niñez la no deseada por el compañero o pareja y acaben sus vidas sin apenas haberlas empezado, o sean dejados a merced de los pederastas de toda clase, incluidos los religiosos. O puede que sigan adelante hasta que el acoso escolar o la falta de atención los induzca a la depresión o al suicidio, si ellos mismos no llegan a ser absorbidos por la violencia, o por esa nueva lacra: la pornografía infantil.
Ashley Montagu, destacado antropólogo afirma que sin amor "los niños tienden a morir". La Biblia advierte que en los "últimos días" los hombres serían "amadores de sí mismos" y no tendrían "cariño natural" (2 Tim.3:1-3) ¿Debe un perro recibir más amor que un niño? Puede que esté llegando ese tiempo final para el sistema.
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