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Si Villaamil volviera, que buen caballero era, reestablecería la mili

8 de Diciembre del 2020 - Antonio Parra Galindo (Cuideiru)

VILLAAMIL (III) ASTURIAS LLEVA LA MAR EN EL ALMA

Tarde de invierno hoy vísperas de san Nicolás. Bufa la mar de Artedo en la hondonada. Las olas golpean las restingas. Estallan espuma los recifes y yo viajo con mi imaginación hacia Serantes a treinta leguas de acá para visitar la casa solariega de los Villaamil.

Un edicto del rey Alfonso X el Sabio nombraba al fidalgo Bartolomé Yáñez Villaamil almirante de la escuadra de la mar océana y alcaide de Castropol.

Ya ha llovido desde aquella Carta Puebla, pero la mar sigue ahí misteriosa y cimbreante con sus hechizos de mujer. Esa mar que llevan los astures en el alma y que les incitó a conocer mundo.

La casa solariega de Serantes está emplazada sobre un otero y luce en su divisa el mote de la casta Villaamil avante y está cruz delante.

Fue navegante observador lector empedernido y matemático acérrimo. Nuestro Ejército y nuestra Marina a la cual algunos difaman -injusticia histórica dio a la patria todo un plantel de científicos.

Ahí están los artilleros de la Academia de Segovia, los pontoneros de la de Ingenieros de Guadalajara, o marinos como Isaac Peral y Monturiol que descubrieron el submarino y el batiscafo. Así como el marino Malaespina con sus investigaciones botánicas en las que se inspira Humboldt.

La envidia y la estulticia que es un verdadero deporte nacional; fue determinante que de tales descubrimientos se beneficiaron naciones extranjeras.

No les hicieron caso. Somos muy papanatas. Fernando Villaamil y Cancio se honra de otro gran descubrimiento para la Marina de Guerra el destructor (destroyer) que patentizó en Inglaterra.

España no supo poner estos nuevos buques de guerra por falta de presupuesto.

En el último tercio del siglo XIX los gobiernos duraban menos de un mes. En ese vaivén del politiqueo nuestros parlamentarios se olvidaban del bien común puesta la miura en lucrar sus intereses.

El marino asturiano quería convertir nuestra escuadra envejecida y compuesta de madera flotante en una flota aguerrida y acorazada. No pudo ser, pero él siguió trajinando. Varios viajes a Inglaterra.

El Almirantazgo británico le ofreció un puesto de oficial de cubierta en la Navy. Lo rechaza y regresa a su querido Serantes.

Se quejaba su esposa, la bella cubana mulata de piel canela con la que contrajo matrimonio en Cuba, de sus prolongadas ausencias:

“Hija, no casaste con un boticario”, respondía el navegante.

Toda la vida con la casa a cuestas como buen militar: Madrid, Cartagena. Gijón, Ferrol.

A bordo era un militar serio que comía solo en su camarote, pero en tierra todo cambiaba, dice su biógrafo Francisco Camba. Le prestaban las romerías y bailar con alguna que otra moza una muñeira. Salía relucir la chispa del humor ovetense.

Ayudaba a los pobres de Seijo cuando los marineros acusan el zarpazo del hambre a causa de los temporales y la falta de pesca y a los mozos les reclutaba para su tripulación.

En la dotación nunca faltaba un cabo gaitero. Creía que la Marina de Guerra era una escuela de hombres de bien para convivir en camaradería y amistad entre las regiones fomentando la solidaridad y el conocimiento de los jóvenes de distintas procedencias que entran en quintas.

Hoy son muchos los hombres ya maduros que recuerdan que los mejores días de su vida fueron los meses bajo lar armas. Esa fue siempre el espíritu del ejército español. Ya sé que muchos despotrican contra la "puta mili", pero yo pienso que no dicen la verdad.

Uno de los mayores errores de J. M. Aznar fue la supresión del servicio militar. Tuvo que ser un político de derechas el que acabase con la conscripción donde nuestros mozos de reemplazo aprendieron valores y un oficio que les permitiría al ser licenciados encontrar trabajo y subsistir.

Lamentablemente el ukase dictatorial del líder pepero es una de las causas de que andemos al copo unos contra otros que haya cundido el separatismo y el desconocimiento mutuo.

Si resucitara don Fernando el hidalgo de Serantes, el marino ideal, la volvería a implantar con un grito pixuetu:

Avanti toa

Firmes Ar. AMURA VELA.

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