Ante la ley, desigualdad
“La ley es para todos la misma, pero no todos somos iguales ante la Ley”. ¡Por fin! ¡Eureka! ¡Albricias! ¡Viva Isabel! ¡Viva Casado! Tanto monta, montan tanto... Después de tantos años de corrupción, escándalos, desfalcos, manipulaciones, que una política del PP tenga el valor para reconocerlo públicamente, creo que tiene un mérito innegable. Que se dirigiera así ante la Cámara madrileña, defendiendo al Rey emérito, es algo circunstancial, porque todos sabemos que tal afirmación obedece a la idiosincrasia del Partido Popular a nivel estatal, es decir, el reconocimiento y asunción de la licencia para delinquir reiteradamente, siempre y cuando se trate de personas del propio partido y/o afines a dicho partido.
En el Partido Popular siguen sin ver un horizonte lejano más allá de sus narices, y es que cuando una persona cuyo currículum se reduce a dar gestionar el Twitter de un perro (“Pecas” para Aguirre), consigue auparse al Gobierno (y este sí que podríamos tildar de ilegítimo) sin ganar las elecciones, con una coalición que hace aguas por todas las partes, exponiendo la necesidad de proporcionar polución y atascos a sus vecinos, creo... y sólo digo creo... no debería ser digna de regir el destino de la capital del reino.
Señorías, les traiciona el subconsciente, y hasta a la mismísima exministra (Ana Pastor) le traicionó su pasado en la “era Rajoy” al referirse al Rey emérito con la ya conocida frase: “La persona a la que usted se ha referido”... ¿lapidaria, eh?... ¡Reconózcanlo! cada vez que alguien del PP la pronuncia, varios miembros del partido rebuscan entre sus pertenencias documentación oculta para evitar la caída al vacío, después ya llega lo de tirar de la manta, o arrojar el edredón por la ventana. Pero a lo que vamos, ¿no son conscientes de que al emplear esa frase hacia Juan Carlos I no hacen más que incluirlo en su selección de populares innominados? ¿Y qué me dicen del pueblo? ¿Les parece decente proclamar a los cuatro vientos que los ciudadanos, esos a los que ustedes acusaron de vivir por encima de sus posibilidades, no están amparados por el capítulo 14 de la Constitución?
La decencia es un traje muy elegante y lejos de sus posibilidades, la compostura de ciertos personajes públicos a los que ustedes idolatran da buena muestra de una mezquindad y usura impropia de su estatus, y no creo que sea necesario hacer referencia al calado de ciertas frases muy aplaudidas por su bancada, cuando en el discurso de Navidad, el que fuera “Su Majestad”, mostraba su preocupación por el comportamiento de personas con responsabilidades públicas (en referencia a su yerno entre otros), a las que debía exigírseles ejemplaridad. Cuando aseguraba que era intolerable aceptar conductas irregulares, y afirmaba que la justicia era igual para todos. Todo eso para que años después conociéramos su fortuna oculta en paraísos fiscales de todo el mundo, y hablamos de una persona que ostentó la Jefatura del Estado, el patriota por excelencia.
Es una pena no poder rematar esta reflexión con un vídeo que se hizo muy popular en el 2015, en donde aquel joven ebrio del “pim, pam, pum, toma Lacasitos” hiciera popular la frase con la que quiero cerrar el texto, y que creo que le viene como anillo al dedo a la situación que vivimos actualmente: “Viva España, viva el Rey, viva el orden y la ley”...
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