Las cosas claras no tendrían que ser extrañas
Huelga decirlo: criticar la gestión de la pandemia por el Gobierno de la Comunidad de Madrid, que preside la popular (ahí les duele) Isabel Díaz Ayuso, es perfectamente normal. Para eso no es necesario (aunque se puede) montar relatos de viaje hasta Benavente, desde donde se regresa a La Callezuela dialogando sabiamente sobre las propiedades del ciberespacio, después de poner en boca de un presunto hermano madrileño que “las cosas están revueltas, y más aún desde la llegada de Isabelita Malasaña”. (“Las cosas extrañas de ahora”, LA NUEVA ESPAÑA del 10 de los corrientes).
“Isabelita” (Díaz Ayuso) “llegó” a la Presidencia con los votos que le faltaron a Manolita Carmena en unas elecciones donde más (Madrid) fue menos (Podemos). Qué se le va a hacer. Otra vez será (aunque el que suscribe desea con vehemencia que nunca vuelva a ser). “¿Y eso qué es?”, se pregunta “extrañado” el autor protagonista del relato de ida y vuelta. “Eso”, amigo, si se me permite responder, es tirar la piedra y esconder la mano. ¿Mala-saña o mala uva?
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