Marear la perdiz
A pesar de que es un término prácticamente en desuso desde que la caza no está bien vista, sin embargo, su razón de ser original sigue estando muy incrustada en la sociedad y quizás ahora esté más vigente que nunca.
Perder el tiempo intencionadamente y obstaculizar la solución de problemas está tan a la orden del día que se ha convertido casi en una rutina obligada en política, en la que la toma de decisiones importantes se alarga cuando no conviene a los intereses partidistas, y se ponen en práctica cuando conviene, con premeditación, alevosía y nocturnidad, si me apuran.
No me estoy refiriendo a ningún asunto en concreto, pero sí a muchos, en abstracto, tantos que la limitada extensión de una carta al director me impide un mayor desarrollo, por lo que dejo a la certera interpretación de los lectores lo que pudiera ser mi intención al escribirla, que como habrán observado reúne características propias de la abstracción.
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