Trastocado y trastornado mundo
No sé si es que voy contracorriente o si es que el mundo no ve las cataratas. Los problemas más acuciantes ya lo eran antes de la pandemia, aunque no eran tenidos mucho en cuenta. Es como si la pandemia fuese un toque de atención: un brutal choque contra una roca para advertirnos de que debemos remar contra corriente si no queremos precipitarnos al estruendo de la caída en las cataratas. “Mientras en 2010 la obesidad y las enfermedades asociadas mataron a tres millones de personas, los terroristas mataron a 7.697 personas en todo el planeta (...) ¿Cómo es posible, pues, que los terroristas consigan copar los titulares y cambiar la situación política en todo el mundo?”. Ahora el terrorífico covid ha causado 1,6 millones de muertos en un año y debemos aprovechar para cambiar y remar contra corriente retroalimentando con valores reales la realidad existente.
El sector industrial se tiene que automatizar, robotizar, hacerse virtual en teletrabajo, subir toda su eficacia a la nube como una mente nueva, pero... Oigan, el sector servicios, sea el que sea: debe ser de persona a persona. No debe subirse a la nube, sino bajar a la realidad.
La realidad está trastocada. No paran de llamarnos por teléfono para ofrecer servicios en la nube que no solo consideran los más importantes, sino que incluso consideran absurdo que te niegues a escuchar su oferta. Sin embargo, lo único que consiguen (al menos en mi caso) es que tache de la lista a la empresa responsable de que me hayan molestado mientras trabajaba en mis asuntos. Al contrario, cuando tú llamas para algo simple en busca de un buen servicio: todo son respuestas robotizadas que te aconsejan bajarte la app y subirte a la nube. Aunque tampoco en la nube resolverías gran cosa, porque tus problemas son de persona a persona; donde una persona de forma presencial te resolvería el problema en un pis pas, rodeada de la necesaria tecnología, sin dejarte en las nubes que lleva el viento.
No se engañen, el trastorno estructural de España y de Asturias desde hace décadas es el desempleo. Siempre con un porcentaje prácticamente el doble del de la UE. Además, nuestro principal sector en España es el turístico (servicios), y podría ser el sector agropecuario y pesquero (alimentación restauración y hostelería –de persona a persona–) si fuese competitivo al estar totalmente automatizado y robotizado; siendo ecológico al usar adecuadamente las inteligencias artificiales que las nuevas tecnologías brindarían junto a la nueva maquinaria.
¡Sí! Las tecnologías son importantes, pero el comercio de la esquina, el servicio de persona a persona, lo es más (si hay empleos para pagar).
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