Los pequeños pazos asturianos
Es innegable la importancia que el turismo tiene para la economía asturiana. Cada año miles de viajeros visitan el Principado para disfrutar de sus espectaculares paisajes o de la gastronomía local. Entre los reclamos que vienen buscando los turistas se encuentra el acercarse a la historia asturiana, en especial al Prerrománico o el arte rupestre prehistórico.
Pero en nuestra región hay quienes no son conscientes de todo esto, y guiados por el desconocimiento o la avaricia personal, ponen el peligro el patrimonio histórico de todos cada fin de semana. Me refiero al problema de los conocidos como “piteros”, las personas que se lanzan a los bosques, montes o incluso a los ríos armados con sus detectores de metales, yendo a la caza de los “tesoros” enterrados por el paso del tiempo. En sus intrusiones arrancan objetos del subsuelo, sacándolos de su contexto y dificultando futuros estudios arqueológicos profesionales. Estos tesorillos acaban normalmente malvendidos en internet.
Lo más peligroso de esta actividad es que se está convirtiendo en una moda, cada vez más personas la realizan, sintiéndose avaladas por presuntos entendidos en la materia que pueblan las redes sociales. Echando un vistazo en estos foros se observa que hay un importante número de personas que realmente desconocen que están cometiendo una actividad ilícita y dañina para el bien común.
Lamentablemente Asturias se encuentra entre las regiones más castigadas por el expolio arqueológico. Pero es que, además, se encuentra a la cabeza en cuanto a la difusión de la “cultura del expolio”, es públicamente conocido un canal de Youtube, con millones de seguidores, en el que un joven de la región publicita impunemente su actividad con los detectores de metales.
Asturias cuenta con una importante legislación que protege el patrimonio cultural, pero la realidad es que es incumplida de forma sistemática y desconocida por la gran mayoría.
Sería muy interesante que la Administración realizara campañas de sensibilización encaminadas a la protección del patrimonio cultural y a concienciar de la importancia del trabajo de los arqueólogos profesionales. De igual manera que cualquiera no podría realizar una operación a corazón abierto, cualquier persona no está capacitada para llevar a cabo una intervención arqueológica.
Recientemente todos los titulares de la prensa han hablado sobre el Pazo de Meirás, abriendo un interesante debate sobre el patrimonio cultural. Protejamos esos pequeños “pazos” asturianos, ocultos bajo la tierra, quizá no tan espectaculares como el de Sada, pero sí igual de valiosos para conocer nuestro pasado y dinamizar nuestra economía.
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