Una independencia digna para los millennials
Estimado Sr. Director,
He querido enviarle esta carta para denunciar una situación que muchos jóvenes sufrimos actualmente.
Cada vez que busco alquileres de habitaciones en ciudades como Madrid, me pongo negra. Me independicé a los 18, tengo 24, llevo pagando precios excesivos por habitaciones mediocres y compartiendo piso con personas que ni conozco desde entonces. Gastos aparte, claro.
Con un sueldo medio por una jornada de 40 horas semanales, trato de ahorrar porque tengo el sueño utópico de poder comprarme un piso algún día, pero resulta que tengo un vicio tonto, estudiar una carrera que empecé hace seis años y no he podido terminar aún por la inversión económica que me conlleva. Además, suelo comer, ducharme y utilizo el transporte público para ir a mi lugar de trabajo a diario. No, no tengo coche ni dinero para mantenerlo.
De niña quería tener una familia, marido y tres hijos... ¡Qué locura! Ahora ni a uno podría mantener. De hecho, la idea de familia es algo que ni concibo y que he borrado de mis planes completamente.
Se ha hablado mucho de regularizar los precios de los alquileres en las grandes ciudades, se ha materializado poco, por eso, por el bien de la juventud que solo pretendemos vivir de manera digna, desprendernos un poquito de esta ansiedad que nos impone el mundo en el que vivimos y no queremos vivir con mamá y papá hasta los 40, ruego que, por favor, hagan algo para permitirnos vivir y no tanto, sobrevivir.
Reciba un cordial saludo.
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