Enrique Cima, un hombre bueno
El pasado 9 de diciembre, discretamente y sin hacer ruido, como era él, se nos fue Enrique Cima.
Un hombre amable, servicial, conciliador, muy trabajador, padre ejemplar, buen hermano, abuelo maravilloso y un marido siempre pendiente de su esposa, Luz, a la que quería desde hace casi 70 años.
Deja en su familia un vacío muy difícil de llenar y una pena que solo el paso del tiempo nos ayudará a mitigar.
Aun así, nos reconforta el cariño, el respeto y la admiración que nos han transmitido las personas que nos acompañaron en su despedida.
En esos momentos tan dolorosos y tristes para nosotros, nos hicisteis ver que era una persona muy querida, valorada y respetada.
Es cierto que siempre tenía tiempo para todos, su semblante siempre risueño, su buen hacer y el talante que tenía eran de admirar y así nos lo hicisteis llegar a la familia.
Gracias por todo y a todos.
Enrique, espéranos allá donde estés y ahí todo será mejor desde que tú has llegado.
A los que nos quedamos aquí nos dejas tu ejemplo de vida, tus sabios consejos y el cariño que siempre nos demostraste a todos.
Gracias Enrique, no te olvidaremos.
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