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Apología del perdón

18 de Diciembre del 2020 - José Pedro Sancho Martínez (Oviedo)

Creo de máxima objetividad que el resurgimiento de España,  tras la funesta guerra entre españoles, se debió al sentimiento de perdón generalizado que los de ambos bandos se impusieron a sí mismos. Esto hizo que, con cierto olvido de lo pasado, se pusieran a trabajar, rehicieran sus vidas y, lentamente, España alcanzara parámetros de bienestar inimaginables. Comprendidos por América del Norte (visita del presidente Eisenhower) y poco a poco "perdonados" por Europa, ambos estaban convencidos de que fuimos un bastión contra comunismo y fascismo, aceptaron la dictadura y que lloviera en nuestra patria inversión y dinero, que, habiendo sido excluidos del "plan Marshall", nos compensó de la discriminación y ayudaron a nuestra recuperación económica. A esto coadyuvó nuestro espíritu trabajador, nuestra austeridad y la creación de gran industria, que arrastró a las otras, mediana y pequeña. En estas, España se situó a finales de los sesenta en el puesto noveno de las potencias industriales. Nuestro buen clima lanzó el turismo y la creación de cantidades ingentes de recursos divisa.

Repito, esto se consiguió por el perdón de los españoles. E.g.: Mi padre, expropiado de su categoría de funcionario del Estado de Telecomunicaciones, al que solamente respetaron, tras cuatro años en la prisión de Burgos, su pequeña cartilla de ahorros, con 5.000 pesetas, perdonó, estudió la carrera de Filosofía y Letras, en dos años, trabajó nueve horas diarias como docente y terminó  de catedrático de Latín en la Segunda Enseñanza, por oposición.

Muerto Franco, se consigue en un consenso de perdó lanzar una democracia, tras aprobar por sistema universal la Constitución Española, que conservamos hoy desde 1978.

Tras algunas alternancias de gobiernos socialistas y populares, del 78 hasta el 2004 hubo una minoría/mayoritaria que no perdonó, no solo de terroristas y separatistas, sino de teóricos socialistas (en mi opinión, con muchos comunistas aprovechados),  y propuso a un tal R. Zapatero en 2004, iluminado por la masonería mundial, y elegido para que gobernara casi ocho años con el apoyo de unos pocos que no perdonaron pero que se aprovecharon bien del perdón mayoritario. Se propuso y logró que los españoles volviéramos a dividirnos sembrando el odio, borrando el perdón logrado, para iniciar la destrucción de España, con leyes como la falsa "memoria histórica" o despertando una ley de "género" que poco o nada aportaban al devenir de España y sí iniciaban la destrucción de su avance económico. Se inicia un gran malestar social por el tremendo incremento del paro, endeudamiento y la disminución del potencial industrial.

A fuer de ser sinceros, la denominada derecha, que ocupa el Gobierno tras el mencionado presidente, trae uno nuevo, M. Rajoy, que con una primera mayoría absoluta gobierna dos mandatos, mejora parámetros de paro y economía, pero no restituye la paz del perdón, manteniendo ambas leyes zapaterinas, y finaliza su mandato tras una moción de censura perdida, no dimite, y nos lleva a la actual situación, con un gobierno social-comunista dirigido por un tal

P. Sánchez, gobernante falsario y psicópata, creador  del "sanchezismo". Este pretende el cambio de régimen hacia un gobierno cuasicomunista que comienza a destruir España al amparo de una terrible pandemia que aprovecha para legislar tal como en los países comunistas.

Este presidente, como los historiadores triunfantes del momento, seguidores del británico P. Preston (filocomunista en mi opinión), pretende aportar una versión histórica propicia al republicanismo radical y al renacimiento del odio entre españoles. Enterrando la gloriosa España bajo la bandera de la cruz (insignia tradicional de nuestros barcos de guerra) y la realeza.

Olvidando el perdón,  peor, creando un odio entre españoles van a destruir nuestra situación económica y política, yendo solo al fracaso y la marginación, con la pobreza y el comunismo de acompañantes.

Apartemos pues a los odiadores del perdón. ¿Cómo?, haciendo valer nuestra discrepancia con sus métodos, cerca del Rey y con los que tienen la obligación de defender España. Cumpliendo nuestra, sin duda y con buen criterio universal, mejorable Constitución.

Reitero mi gran admiración y confianza a los que abrazaron el perdón en circunstancias difíciles. Virtud cristiana propia de un gran Padre. Y que el comunismo vuelva a Rusia, país donde, con millones de muertos, triunfó, y nos ha dejado buena muestra de qué es la vida del ser humano y la familia en ausencia casi total de libertad.

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