A falta de pan, dinero negro
No es novedad que en la sociedad española la economía sumergida es una realidad con la que convivimos e incluso aceptamos. Situaciones críticas que afectan a la economía general (crisis de 2008, crisis covid-19,...) han fomentado un auge significativo de trabajos en negro.
Trabajos mal pagados, sin cotizar y sin ningún tipo de seguro. Ese estado es en el que, junto a mí, nos encontramos cientos de miles de personas. Con el tiempo uno se da cuenta de que estas tendencias no solo están presentes por la mala gestión política, realmente lo tenemos normalizado muy dentro de nuestra identidad social. Los empleadores se sienten bondadosos al ofrecer diez euros la hora sin ningún contrato y los empleados nos llegamos a sentir muy afortunados de poder cobrar ese dinero.
A mis 27 años, resulta frustrante pensar en un trabajo con contrato y condiciones dignas como un lujo difícil de alcanzar. Seguimos esforzándonos, seguimos intentándolo, pero parece ser que nuestra generación tiene su propia guerra que luchar. Y de momento, vamos perdiendo.
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