La Nueva España » Cartas de los lectores » Tribuna » El joven Francisco de Javier

El joven Francisco de Javier

26 de Diciembre del 2020 - José María Izquierdo Ruiz

No es de extrañar que, teniendo una hermana clarisa y habiendo el santo de Asís plantado un moral en tierras de Javier, pusieran al navarro por nombre Francesco. De su padre, Juan de Jaso, doctor por Bolonia y plenipotenciario por Navarra ante Castilla, heredó el gusto por la cultura, “el saber pisar alfombras y moverse entre tapices”, el poderío y la sagacidad; de su madre, María de Azpilcueta, la hidalguía, la piedad y las tierras y el castillo de Javier. Según costumbre, fue concebido en el solar paterno de Azpilcueta, y nacido en Javier, un 7 de abril de 1506, “en el palacio nuevo arrimado al castillo viejo”. Todos los años por esas fechas tienen lugar las llamadas javieradas, caminatas para hombres de unos 40 kilómetros y otra más corta, las javieradas femeninas, hasta el pueblo de Javier.

Educado intramuros por María y la tía Violante, y estudiando latín en la abadía, pasó su adolescencia ayudando en casa, pues no estaba en edad de luchar junto a sus hermanos contra los castellanos del rey Fernando, del cardenal Cisneros, del duque de Alba, del de Nájera y de Carlos V (a quienes costó buen trabajo y buen tiempo, hasta 1521, someter totalmente a Navarra); ni, desde luego, contra Ignacio de Loyola, quien como guipuzcoano-castellano estaba en distinto bando, y que cayó herido y quedó cojo en el último sitio de Pamplona. Más adelante se alistarían en el mismo bando.

Medio derrumbado el castillo de Javier, pero recuperados los poderes y privilegios por la luchadora María, creyó Francisco, a sus 19 años, llegada la hora de buscar nuevos horizontes. Tres semanas a caballo lo situaron en París, un día de otoño de 1525.

DESTACADO: La juventud de Javier duró de por vida, viajero y escritor impenitente para hacer amigos, conquistar almas e ilustrar la geografía, la historia y las costumbres de los pueblos que evangelizó

Once años en París donde cursa humanidades, filosofía, lógica y física. En 1530 ya era “magister artium” y pudo alternar, con esfuerzo, enseñanza y aprendizaje. Por entonces recala en París Íñigo de Loyola, para iniciar Bachillerato y finalizar sus ejercicios. Se sabe que Ignacio apartó a Francisco de las “malas compañías”, que no estaban precisamente en los burdeles del Barrio Latino, sino en la pluma y en el verbo de erasmistas y príncipes luteranos, como Margarita, reina consorte de Navarra, hermana y habitual regente del rey de Francia; al fin Francisco I se pone de parte del Papa; arden las hogueras y huele a chamusquina. Margarita de Valois era, además, la autora del "Heptamerón", cuentos eróticos a lo Boccaccio, pero “con propósito moralizador”.

En Montmartre tuvo lugar la fundación provisional de la compañía, pero había que ir a Roma para hacerla ante el Papa, y allí marcharon los siete, uno de ellos, por España en calidad de VIP sobre un caballo, los demás (por Estrasburgo y Venecia) en el coche de San Fernando; entre ellos, además de Javier –el más simpático, abierto, sociable y tenaz– había tres españoles, Bobadilla; Salmerón, el más elocuente, y Lainez, un judío converso, el más listo; quería tomar a cuestas la cruz más pesada y seguir a Cristo y pensó seriamente en tal empeño pese al consejo de Saulo: “Mejor casarse que abrasarse”. Pero Ignacio era el jefe y eso valía por todo. Mas quién sabe si, de haber seguido por España, Javier le hubiera hecho sombra.

Por lo demás, durante su reencuentro en Roma, Ignacio advirtió al grupo “que se abstuvieran del trato con damas romanas, con excepción de casos particulares de ayuda espiritual, pues las damas romanas, de reconocida virtud, podían ofrecer inesperadas sorpresas”.

A Javier le tocó la conquista espiritual de las indias portuguesas, pero antes de partir desde Santarém, en 1541, quiso visitar a su familia y su tierra chica y despedirse desde “La Peña del Adiós”.

La juventud de Javier duró de por vida, viajero y escritor impenitente para hacer amigos, conquistar almas e ilustrar la geografía, la historia y las costumbres de aquellos pueblos: Cochín, Goa, “La Pesquería” en la costa sudeste de la India (para la pesca de ostras perleras), Malaca, Singapur, Molucas, Japón... Solo falló en su intento de evangalizar China, llegando hasta una de las llamadas islas de Cantón, y allí, en Sancián, expiró, a la vista de su tierra de promisión, el sábado 3 de diciembre de 1552. Poco antes, desde Singapur, había escrito: “Yo voy a las islas de Cantón, desamparado de todo favor humano, con esperanza de que algún moro o gentil me lleve a la tierra firme de la China”.

No pudo ser, pero tiempo después, en el cercano territorio de Macao, hasta hace poco portugués, en su isla de Coloane, se ha erigido el sencillo templo de San Francisco Javier. Más a mano nos queda su remozada iglesia en la Tenderina de Oviedo.

Cartas

Número de cartas: 45567

Número de cartas en Julio: 28

Tribunas

Número de tribunas: 2069

Número de tribunas en Julio: 2

Condiciones
Enviar carta por internet

Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.

» Formulario de envío.

Enviar carta por correo convencional

Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:

Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo
Buscador