Lunáticos gubernamentales
El miércoles pasado volvieron al Congreso los basiliscos, apóstatas, tramposos, bufones y lunáticos. El hemiciclo, que además tiene una sección de humor que te partes la caja (por eso la veo), fue, como nos tiene acostumbrados últimamente, farandulera, pero de lo más pacífica, cierto; ni un solo tiro, oiga.
Entretenido en recordar que con Franco recién muerto éramos la octava potencia del mundo, a la vez que atendía al reto lunático de averiguar cuál es la palabra más extensa de todas las aprobadas por la Real Academia Española de la Lengua, propició que me perdiera la mayor parte del debate porque, aunque el desafío gramatical era simple, no lo entendí de primeras; claro que tampoco soy socialista, ni tengo tanta capacidad de razonamiento y lógica.
Hace una semana el Presidente, en uno de sus ataques de clarividencia, contradecía a Iglesias recordando, muy solemne él, que "la monarquía no está en peligro, así de rotundo lo digo". En esa solemnidad del momento, con un indisimulado enconamiento de adolescente encabronado, llamó "lunáticos" a los que, aplicando la lógica más simple, decimos un Gobierno socialcomunista para referirnos a esa coalición conformada por socialistas y comunistas.
Ayer en el Congreso volvió a usar ese adjetivo cuando se dirigió a Casado, al que acusó de tener una "agenda lunática". La palabra en cuestión lleva camino de convertirse en consigna, por lo que en los próximos días se generalizará su uso entre la tropa socialcomunista.
-A ver, Echenique, tú, que además de científico eres siempre amable, sutil y jacarandoso, ¿puedes aportar un poco de luz? (sin llamar a nadie ecoterrorista, eh).
Yo creo que el subconsciente de nuestro presidente y las encuestas del CIS le traicionan haciéndole creer que va a salir bien parado de esta, y si eso cree, es que vive en Marte (de ahí sus referencias planetarias); y si vive en Marte sería bueno que los españoles conociéramos su dirección y código postal para felicitarle eso que él llama "las fiestas del afecto", y que nosotros desde hace siglos, llamamos la Navidad.
Hace ya catorce meses, cuando Sánchez, Marlaska y Dolores Delgado, muy democráticos ellos, aplicaron el estado de excepción a los pacíficos y probos monjes del Valle de los Caídos, supe que todo estaba perdido, y tentado estuve de suicidarme con una sobredosis de crujientes campurrianas, pero me contuve.
Hoy me congratula que este Gobierno haya desenterrado a Franco y birlado el pazo de Meirás a los "fachas", con una peliculera puesta en escena para la entrega de llaves del Pazo, ejecutada por la misma jueza que juzgó el caso, un "revival" de lo que fue la entrega de la llaves de Granada, por parte del sultán Boabdil a los Reyes Católicos.
Mientras continúa el lunático vodevil que nos tiene entretenidos desde primeros de año, toma caracteres de profecía bíblica aquella frase, difícil de comprender para mentes muy simples que rozan la indigencia mental, pronunciada por el que fuera ministro socialista, Carlos Solchaga: "España es el país donde más rápidamente te puedes hacer rico".
Eso creen y en eso están un nutrido grupo de humanos low-cost, avispados compatriotas que se prostituyen moralmente por dinero, poder y prestigio, enganchados a un virus que si no les mata, les hará de oro. Tonto el último.
PD: Por si les pica la curiosidad, les ahorro el tiempo y la molestia. La palabra a la que me refiero al principio es "Electroencefalografista".
Felices fiestas navideñas para todos, a pesar del covid.
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