La triste Navidad del año del covid-19
Esta tarde, antes de ponerme a escribir esta carta de opinión para la LNE, echo un vistazo a las noticias que me ofrecen tanto los periódicos digitales como las redes sociales y el corazón se me encoge. En Asturias parece que el "bicho" nos da una pequeña tregua; bajan los contagios y también los fallecidos. No viene mal un poco de alivio en medio de tanta desolación y miedo. No obstante, los políticos nos siguen advirtiendo de no bajar la guardia durante los próximos días festivos, pues el virus no sabe de fiestas ni de celebraciones. Todos damos por hecho que estas serán unas Navidades mas tristes, más intimas y familiares que nunca; el maldito "bicho" así nos exige que sean.
Estas son unas fechas en las que a todos, tanto jóvenes como adultos, se nos pide dar la talla como ciudadanos responsables. Está en juego nuestra salud, pero también la de nuestros familiares, nuestros amigos y la ciudadanía en general.
El Niño Dios nace todos los años por Navidad, nosotros solo lo hacemos una vez y para toda la vida. La pandemia se ha llevado por delante a miles de compatriotas, en su mayoría ancianos, pero también gente joven, vaya desde aquí nuestro entrañable recuerdo para todos ellos y también para sus familias.
Estas Navidades, más que nunca, tengamos un recuerdo muy especial para el personal sanitario de todos nuestros hospitales; para todos esos hombres y mujeres que diariamente y desde hace casi un año vienen librando una lucha titánica por salvar vidas. Algunos de ellos, desgraciadamente, también han perdido la suya por dar lo mejor de sí mismos en esta guerra incruenta contra el covid-19.
Por último, respetemos las normas excepcionales que para unos momentos excepcionales nuestras autoridades sanitarias y nuestros políticos han dictaminado, y disfrutemos con nuestros seres queridos de unas Navidades que, a buen seguro, nunca olvidaremos por la triste situación en la que nos toca vivirlas...
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