Todo está en crisis
Se busca un tiempo nuevo y un hombre nuevo.
Palingenesia española.
Anda revuelto el cortijo con las confidencias a ciertos influyentes del Emérito sobre que no regresará de su exilio dorado. A tal respecto me atrevo a echar mi cuarto a espadas: España vive aparte de una crisis política de agárrate que vienen curvas, otra económica y social y otra sanitaria con la peste que no nos abandona, pero sobre todo religiosa. La vieja palingenesia cristiana: el hombre nuevo renovado por el bautismo ha sido dado de baja siendo sustituido por el hombre técnico y económico. Esto es remontarse a la antigüedad y a los debates del mundo judío. Los saduceos proclamaban la renovación material. No existe vida después de la muerte. Mientras los fariseos que creían en la trascendencia postulaban por una renovación de las leyes. Los esenios tenían un carácter místico. La vida nueva debe devenir no trocando las leyes ni la moral o la política sino mediante la revolución de todo lo antiguo. Este tesis que algunos denominan trampa saducea forma parte de la filosofía de la historia y es la génesis del marxismo y del comunismo exigiendo la aniquilación del hombre viejo. Sánchez y el Moños, sin haber leído libros que manejan tales criterios, se adhieren a la secta de los esenios, los que lucharon contra Roma como guerrilleros. Para ellos el fin justifica los medios y el terrorismo y la mentira está permitida para adecuarse a la consecución del objetivo. En esas estamos en España de regreso a los grandes debates talmúdicos. Los islamitas se mantienen al margen. Su religión es fatalista. Makfut. Está escrito. No hay más divinidad que Alá y la evolución es cosa del destino. Los musulmanes creen en la vida eterna.
El problema entonces, y esta es mi conclusión, más que político o económico es de urdimbre idealista. Ideales catastrofistas vuelven a sacudirnos. Por este dilema luchamos los españoles durante ocho siglos. Lamentablemente pocos de nosotros creen ya en la regeneración por el bautismo, la Iglesia está en crisis.
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