¿Tas malín? Pues ponte a la espera, que hay pa ratu
Que nuestro sistema de sanidad pública hace años que va funcionando a trompicones, si uno se guía de las insoportables listas de espera para ser atendido en cualquier sección de especialidades, yo creo que nadie podrá ponerlo en duda.
Haciendo uso del popular dicho de "Éramos pocos y parió la abuela", resulta que ahora, con la disculpa del maldito covid-19, todo fue a peor. Si uno recurre a atención primaria solo puede contactar con el médico de cabecera vía telefónica, pero, además, previo cribado del administrativo/a de turno, que si uno tiene la suerte de que le atiendan la llamada hay que explicarle de qué se trata. Si te duele la tripa, las lumbares o los cataplines, con perdón. Ese funcionario/a decide si mereces ser receptor de una llamada días más tarde por parte de tu médico/a. Si se trata de alguna dolencia más grave y te ponen, o estas en manos de especialidades, entonces ponte en lo peor; la espera ya puede ser de cambio de calendario.
Yo, para mi desgracia, padezco una dolencia que me hace ser revisado periódicamente cada seis meses. Mi última revisión fue el pasado 5 de noviembre; hasta ahora siempre recibía días más tarde por correo ordinario la citación para la siguiente revisión seis meses más tarde. Esta vez al ver que pasaban las semanas y nada llegaba a mi buzón al respecto, llamé a secretaría de la sección correspondiente a mi dolencia, y, tras varios intentos y más paciencia que el santo Job, conseguí contactar para exponer mi queja; me respondieron que la citación había sido enviada el mismo día en que había pasado revisión. Curiosamente dos días más tarde llegaron a mi buzón dos sobres, uno con una citación para una fecha equis, y otro con una notificación anulando la citación anterior y posponiéndola para seis semanas más tarde, lo que me da a entender que si yo no hubiese llamado habría perdido el derecho a ser atendido en la fecha que el especialista considera oportuno sea revisado. Cuesta entenderlo, pero así estamos. Los políticos sacan pecho y se desgañitan presumiendo de lo bien que va todo, pero lo cierto, a mi entender, es que lo único que debe de funcionar bien es el pago de sus jugosos emolumentos por el cargo que ocupan y dicen atender.
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