¿Dónde está nuestra esperanza?
Hoy me levanté con muchos interrogantes, tengo muchas preguntas que contestarme. Estamos en la tercera semana de Adviento, casi terminando, y ¿qué es el Adviento para mí?
- Un tiempo de espera, de preparación, porque espero la Navidad, y para eso he de prepararme, ponerme a tono, como los jugadores antes del partido, como los atletas antes de la carrera se entrenan para ganar, para vencer, y lo conseguiré convirtiéndome, desterrando de mí lo que no me hace bien y fomentando lo que me sienta bien, buscando el servicio a los demás por amor y no por interés.
Y ¿qué es la Navidad?
- La venida de Dios al mundo en la persona del Niño Jesús, 2.ª de la Trinidad Santísima, enviada por el padre por amor a los hombres, sus criaturas, para salvarnos y redimirnos del mal –el mayor pecado del mundo– y darnos así la felicidad, aquí en la tierra y después en el cielo, esta es nuestra fe y nuestra esperanza.
Y ¿qué es la esperanza?
- Por definición, algo que se espera conseguir, un anhelo, un deseo, una gracia, pero hemos de entrenarnos para conseguirlo, poniendo en todas nuestras actividades no solo nuestro esfuerzo e inteligencia, sino también el corazón, ese mismo corazón que el Señor nos dio (es el único que tenemos) y con el que debemos quererle a Él y por Él a los demás.
- Si entrenamos bien, con perseverancia, venceremos, nos quitaremos lo que estorba y haremos con paz y alegría un mundo mejor, pero debemos empezar por las cosas pequeñas, por lo más cercano, en el ámbito del trabajo, de la familia, de los amigos, ese es el prójimo, el más próximo.
- Empezamos pidiéndole al Señor que nos cambie, que nos dé un corazón a la medida del suyo, para servir a los demás y así alcanzar la esperanza, que en definitiva es poseerle a Él, ahora y después en el cielo, donde la felicidad ni sacia, ni se agota, sino que es eterna, para siempre.
Mi esperanza está en su misericordia, ese es mi deseo para todos. Feliz Navidad.
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