A vueltas con el parking de la avenida de Castilla
La historia reciente de Gijón cuenta con dos episodios de obras subterráneas no muy afortunados. Uno es el del metrotrén, de sobra ya conocido. El otro es el aparcamiento subterráneo de la avenida de Castilla. El primero de ellos, bendecido por la Administración central de aquel momento. El segundo ungido desde el Ayuntamiento, que arropó a su entonces concejal y posteriormente presidente de la Junta del Principado. Ambos dos constituyen un claro ejemplo de despilfarro del dinero público y aumentan el desprestigio de una clase dirigente a la que parece importarle muy poco la buena gestión del dinero de los contribuyentes.
Partamos de la base de que la licitación se hizo en tiempo y forma. Pensemos que, ante la envergadura de una obra como esa, hubo un estudio previo sobre el subsuelo, sobre los posibles daños colaterales en las viviendas cercanas. No cabe duda de que se haría un estudio de mercado, el cual indicaría la viabilidad del negocio. Más cuando la fórmula de comercialización era muy novedosa, ya que las plazas no eran compradas en propiedad, sino por un uso y disfrute por 40 años.
A los vecinos no se les escuchó. Nadie sometió el plan a consulta. En enero de 2010 arrancan las obras. Apenas iniciadas, la cimentación comenzó a generar auténticos quebraderos de cabeza, que generaron un notable retraso. La venta no fue la esperada, ante lo cual se permitió a la empresa la modificación del plan inicial, sobre la marcha, pasando de las 300 plazas previstas, a las 150.
Finalmente, por estos y otros motivos, en mitad de la gran crisis del ladrillo, la constructora adjudicataria de la obra se declaró en quiebra. El Ayuntamiento de Gijón, todos y cada uno de los contribuyentes de esta ciudad, nos hicimos cargo de su deuda.
Ahora desde el propio Ayuntamiento se quiere forzar a los vecinos a ocupar las plazas del fallido parking. Para ello se enarbola el plan de movilidad, según el cual se anuncia que dejarán de existir 210 plazas de aparcamiento en Doctor Fleming y otras 170 en la avenida del Molinón, las cuales se suman a las 160 que se eliminaron de la avenida de Castilla. Eso sí, se hará un aparcamiento en altura en la parte trasera del Palacio de los Deportes de La Guía. Aparcamiento disuasorio sí, …disuasorio de acercarse, de hacer compras, de plantearse vivir en el barrio de La Arena.
La avenida de Castilla se ha convertido en una vía rápida. Carente de vida comercial, como demuestran los numerosos locales cerrados. Rica en contaminación, en meadas de perros y cagadas de palomas.
Plan de movilidad sí, pero consensuado. Cambiar la forma en que nos movemos en la ciudad llevará años. De acuerdo en que hay que ir trabajando desde ya en ello. Pero forzarlo, imponerlo a base de decretos, no conduce a nada. Si me lo permiten, voy a terminar con una frase de Unamuno que últimamente se ha hecho famosa: “Venceréis, pero no convenceréis”.
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