El recuerdo de un lamento
Desconocía cuando pensaba que no existía nada que no pudiera superar por su hijo que el destino atendía a lo que sentía y que, conociendo ya de su debilidad, dispuso para ella una prueba más, ver cómo su hijo desaparecía en medio del mar mientras ella le reclamaba desesperada: ¿Dónde está mi bebé? El mar no entiende de amor ni de amistad, solo le importa si el barco en que navegas aguantará su tempestad. No sabía cuando partía que el precio que debería pagar por alcanzar un sueño no lo llevaba en la cartera, sino en el corazón, pues mil veces hubiera deseado dar su vida y no llegar a tierra jamás si con ello recuperaba la vida, el precio más querido que puede una madre llegar a pagar.
Fuiste noticia de un día por perder lo que más querías buscando un futuro mejor para él, hoy eres una inmigrante sola que cada tarde desde la orilla aún le reclama al mar: ¿Dónde está mi bebé?
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