Si mi padre levantara la cabeza
Mi padre nació en 1927 en Melilla, fruto del matrimonio de una malagueña (de Antequera) y un leonés (de Villafranca del Bierzo). Cuando tenía 4 años sus padres se trasladaron a Villafranca y él empezó a acudir a la escuela con un montón de niños y niñas (todavía guardo alguna foto).
Mi abuelo en aquel tiempo era procurador de los tribunales, y cuando mi padre tuvo edad para hacer el Bachiller, no existía en la villa ningún centro donde se pudiera estudiar. Los que tenían medios económicos mandaban a sus hijos a la Virgen del Camino o a otros colegios en régimen de internado. Era la posguerra y había pocos pleitos, por lo que los ingresos eran insuficientes.
Él me contó que lo que hacía era preparar los temas solo, se los cantaba a un cura de memoria, y luego se examinaba por libre en alguna ciudad. También me decía que el cura no sabía resolver muchas dudas. Era la posguerra y era lo que había.
Cuando ya fue mayor preparó oposiciones y sacó una plaza en el Juzgado de primera Instancia de Villafranca.
Se casó con una asturiana, nacida en Oviedo y residente en Gijón. Tuvieron una hija (mi hermana) y cuando esta tenía 3 años tuvo que pedir traslado. Y lo pidió a Oviedo. Y lo pidió a esta ciudad porque, según me dijo, quería que sus hijos tuvieran las oportunidades que él no tuvo. Había colegios, institutos, Universidad. Él mismo aprovechó la oportunidad y estudió Derecho en la Facultad, que tan cerca quedaba, pues vivíamos en la plaza del Ayuntamiento.
Cuando terminaba su jornada laboral acudía a clase en el nocturno en el antiguo caserón de la calle San Francisco, y se licenció con éxito.
Durante este periodo nacimos los demás hermanos, y nos envió al colegio público más cercano: El Fontán.
Pasaron los años, llegaron la democracia y la Constitución, y en ella los padres de la Carta Magna redactaron el artículo 27.
En Villafranca construyeron un instituto, una escuela hogar para que todos tuvieran la oportunidad de estudiar. Todos los hijos de aquellos que anteriormente no pudieron: los hijos del cartero, de los que trabajaban en la fábrica de conservas, del dentista, del confitero, del pescadero, del relojero, del albañil. Todos en igualdad de condiciones.
Muchos de los que redactaron la Constitución eran testigos del gran esfuerzo que se hizo para acercar la educación a todos los españoles.
Y ahora, si levantaran la cabeza, se llevarían las manos a esta viendo lo que está ocurriendo: en Asturias los menores de 13 a 16 años están sufriendo una gran discriminacion, más de la mitad están acudiendo a clase todos los días y el resto no. Nuestro Gobierno, que se define progresista, no solo no soluciona el problema sino que dice: "Hasta aquí hemos llegado". Los padres solicitamos entrevista o reunión y no nos contestan. La portavoz de Educación el día 23 salió por otra puerta cuando nos vio delante de la Junta. La Consejera, delante de la puerta de la Consejería, se introdujo en su coche oficial y huyó (literalmente) como "alma que lleva el diablo"
Esta es la solución que está dando este Gobierno en Asturias: "Huir", mirar para otro lado, no invertir, discriminar...
Estamos en pandemia, hay grupos políticos que nos aseguran que dinero hay... han abandonado a más de la mitad de los alumnos de Secundaria en un modelo "semipresencial" que saben que no se ha puesto ni siquiera en marcha.
La educación presencial, con seguridad, sin discriminación es esencial, y un derecho fundamental.
Mi padre se trasladó a Oviedo porque había más oportunidades. Si levantara la cabeza...
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