Enamorarse en cada escena
Este año me han hecho una pregunta que me ha rondado durante meses por la cabeza. "¿Y tú, te enamoras fácilmente?".
Yo, que nunca he sido de respuesta clara, sucumbí a la ambigüedad y el galleguismo, por lo que respondí con una evasiva y pasé la pelota a otro tejado. Pero como uno no escapa de sus demonios, la pregunta regresa en estos últimos días del año. Tras estudiar mi diario de películas, he llegado a la conclusión que les transmito como relación entre punto y coma, por aquel gusto mío irracional por las enumeraciones aleatorias.
Me he enamorado de Eve Marie Saint en "Con la muerte en los talones"; de Audrey Hepburn -y de su mirada- en "Charada" y en "Sabrina"; de mi Grace Kelly en "Atrapa a un ladrón", en "Solo ante el peligro" y en "Mogambo" con Ava, que me enamoró en "La noche de la iguana"; de Katherine Hepburn en "Historias de Filadelfia", en "La reina de África" y en "La mujer del año"; de Ingrid Bergman -huyendo de "Casablanca", literalmente- en "Notorius" y en "Indiscreta"; de Gloria Grahame en "¡Qué bello es vivir!" y en "En un lugar solitario"; de Shirley MacLaine en "El apartamento"; de Diane Keaton en "Annie Hall" y en "Manhattan"; de Julianne Moore en "Un hombre soltero"; de Marie Rivière en "El rayo verde"; de Doris Day en "Suave como el visón"; de Lee Remick en "Días de vino y rosas", y, fatalmente, en "Anatomía de un asesinato"; de Marilyn -y quién no- en "Con faldas y a lo loco"; de Margaret Sullavan en "El bazar de las sorpresas"; de Marlene Dietrich en "Vencedores o vencidos"; de Irene Dunne en el "Tú y yo" del 39; de Barbara Stanwyck en "Perdición"; de Anita Ekberg en "La dolce vita"; de Joan Crawford en "Johnny Guitar"; de Jennifer Jones en "Duelo al sol"; de François Fabian en "Mi noche con Maud"; de Jessica Chastain, siempre; de Jean Simmons en "Horizontes de grandeza"; de Claudette Colbert en "La octava mujer de Barba Azul" y en "Cleopatra"; de Deborah Kerr en el "Tú y yo" del 57, en "Quo Vadis" y en "Página en blanco" junto con una preciosa Jean Simmons que ya lo había hecho en "Horizontes de grandeza" y en "Espartaco". No me he enamorado de Lauren Bacall, aunque quizá lo haga. Los amores difíciles. Lo que permanece. Pues siempre vuelvo a ellas, aunque nunca me haya ido.
Hubo un tiempo en que luché contra estos enamoramientos caprichosos que ponían en jaque lo que daba por sentado. Si hoy era Grace la mujer de mi vida mañana lo sería Diane. Ahora, sencillamente, me dejo enamorar. Y es que la respuesta a la dichosa pregunta está clara: sí, amigos, me enamoro en cada escena.
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