Crímenes en Colombia por Navidad
Regresan las personas que han estado protegidas medio año en Asturias a su tierra, y comentamos cómo es que este año pandémico ni siquiera hay "treguas" parciales en el "sagrado" diciembre colombiano, cuando otros años pareciera que las vacaciones intensas en aquellas latitudes eran propicias a un "descanso" de la criminalidad.
Si el domingo fue el crimen de Rosa Mendoza y su bebé y otros tres familiares, el día anterior era el de Manuel Alonso Villegas, de 55 años, en Monteredondo, Cauca. Rosa, con 25 años, era fundadora de la Asociación de Vivienda Agraria y Ambiental en el Sur de Bolívar.
"Matar a un hombre o una mujer líder es matarle el alma a una comunidad", reporta el fotógrafo que expuso en el propio Parlamento Europeo sus imágenes del dolor colectivo colombiano, Jesús Abab Colorado, que ha dicho también sobre Rosa: "Rosa Mendoza firmó la paz para vivirla. Y sembró un jardín color rosa. No firmó la paz para morir con su niña, familia y sueño en Montecristo Sur de Bolívar. Con Rosa Amalia son 249 personas firmantes Acuerdo de Paz asesinadas. No hay futuro sino amamos la vida".
El director de la Unidad de Investigación y Acusación, Giovanni Álvarez, presentó un estudio alarmante sobre las cifras de excombatientes asesinados en los últimos cuatro años. Una superior a la que reporta el propio partido "del Común" de los antiguos guerrilleros.
Según la Unidad de Investigación, son 251 los exguerrilleros que fueron asesinados desde la firma del Acuerdo de Paz, entre noviembre de 2016 y el 25 de noviembre de 2020. El mismo director asegura que a ese ritmo mortal se podría esperar que a diciembre de 2024 sean 1.600 excombatientes asesinados en el país.
Si este domingo se batía record de masacres y "la cuenta del terror" de Indepaz reportaba la masacre número 90 de este año, el propio día de navidad esta instancia contabilizaba 305 líderes y lideresas asesinados, y otra masacre en el Chapinero, Neiva.
La impotencia se apodera de las organizaciones, desbordadas en su capacidad de respuesta ante un estado indolente, "comprensivo" con la matazón, y que cuenta en el escenario internacional sus mentiras preponderantes de que todo está bajo control en Colombia.
La única esperanza (¿vana?) está en los propios líderes sociales, y en que la respuesta política de defensa de los DDHH, se sustente en una supuesta situación de que "se están agrupando fuerzas políticas y de opinión y crecen en contra de la guerra y en defensa de la implementación del AFP y de nuevos pactos. Estas fuerzas se sintonizan con el apoyo de la comunidad internacional". ¿será cierto?
Para acompañar ese deseo y esa necesidad se creaba en el Congreso-Senado español un intergrupo para la paz en Colombia, y parlamentos como el valenciano, el vasco y el catalán, se han expresado con claridad en apoyo a que la paz firmada hace 4 años se haga cumplir por parte del gobierno, en tanto que en Asturias, en su parlamento, pese a recibir todos los años el Informe de la delegación asturiana al terreno, pese a tener el programa de protección más veterano, que ha logrado sobrevivir 20 años, nunca se ha querido pronunciar sobre las numerosas propuestas recibidas para detener las masacres e implementar la paz en Colombia, y hoy, cuando de nuevo se debaten propuestas de fortalecimiento económico de ese unitario programa de derechos humanos, se bloquea de nuevo en una racanería incomprensible.
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