20 al 20
Dice José Luis Garci que el cine es una vida de repuesto y, como siempre, el maestro tiene razón. A lo largo de este interminable año he podido comprobar, precisamente, cómo las personas buscamos ese refugio, esa trinchera, que el séptimo arte nos procura. Me viene ahora el recuerdo de aquella cita, hace algún tiempo, en la que ella me preguntó que por qué hablo tanto de cine. “Pues sencillamente porque no he visto a nadie que se ponga triste al hablar de ello”, le respondí. Y créanme cuando les digo que aún tengo pendiente encontrar a una persona que no muestre pasión cuando hablamos de las películas de su vida.
Quizá el momento más significativo de este trago amargo fue el desengaño amoroso que, inevitablemente, tuve que pasar. En esos momentos en los que uno lo único que quiere es meter su cabeza y extremidades en un caparazón para desaparecer del mundo hubo una persona, un amigo, que en la hora más oscura me llevó a una terraza, me pidió una caña y me hizo hablar de cine. Me olvidé. Me olvidé de todo lo que estaba ocurriendo en mi vida. Saqué mi vida de repuesto.
Y es por eso que, hoy, a toro pasado y ante la insistencia de mi amigo, quiero dejar constancia de las veinte películas que este 2020 me han hecho feliz, mis veinte al veinte. Las que me han atrapado. Las que me han sacado una sonrisa. Las que me han provocado una lágrima. Las que me han emocionado. Porque el cine, amigos, es emoción, y a mí es lo que me gusta.
“Historias de Filadelfia”, de George Cukor (1940).
“La mujer del año”, de George Stevens (1942).
“Los mejores años de nuestra vida”, de William Wyler (1946).
“La soga”, de Alfred Hitchcock (1948).
“La reina de África”, de John Huston (1951).
“El sol siempre brilla en Kentucky”, de John Ford (1953).
“Atrapa a un ladrón”, de Alfred Hitchcock (1955).
“Más allá de la duda”, de Fritz Lang (1956).
“Indiscreta”, de Stanley Donen (1958).
“Con la muerte en los talones”, de Alfred Hitchcock (1959).
“Charada”, de Stanley Donen (1963).
“Irma la Dulce”, de Billy Wilder (1963).
“La noche de la iguana”, de John Houston (1964).
“En bandeja de plata”, de Billy Wilder (1966).
“El hombre que pudo reinar”, de John Huston (1975).
“París, Texas”, de Wim Wenders (1984).
“El rayo verde”, de Éric Rohmer (1986).
“Delitos y faltas”, de Woody Allen (1989).
“You’re the one”, de José Luis Garci (2000).
“Master and Commander”, de Peter Weir (2003).
Lo que me ha aprovechado a mí, que aproveche a todos. También les advierto que hoy la lista es esta, mañana será otra. Les deseo mucho cine y mucha vida, valga la redundancia.
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