Eutopía de vida y muerte
Vivimos tiempos muy curiosos, pero iguales a los de siempre. Nuestro desarrollo tecnológico posibilitará cambios asombrosos que seguro nos sorprenderán. Pero, en realidad, no cambiará nada de cara a lograr, o no lograr, una buena vida para los demás.
Las gentes que trabajan en empresas de “Silicon Valley” no piensan en un plan de pensiones al uso, sino en convertirse en amortales capaces de duplicar la esperanza de vida de cualquier país desarrollado. Un plan de jubilación de lo más de lo más: con tratamientos de longevidad saludable hasta los 160 años como primer objetivo. Sin embargo, un virus organiza una pandemia y enseguida quieren cambiarse a regiones idílicas escasamente pobladas para no perder la vida antes de tener segura la amortalidad. ¿Tendrá la evolución ese objetivo? Parece que no, la vida primordial ya era amortal al principio de los tiempos, y cambió a sexual y mortal para poder acelerar el proceso. Precisamente en eso piensan algunos, en la perfección biogenética del proceso vital mediante eugenesia y trasplantes de órganos genéticamente perfeccionados para superar los 160 años de vida. ¿Quién no quiere llegar, de alguna forma, a tal amortalidad?
Por tanto, las clases sociales ahora se dividen en dos: una, llamémosla amortal, que tiene posibles y posibilidades; y otra mortal, que no tiene posibilidad alguna de amortalidad. Hemos de tener en cuenta que el 1% de la población más rica tiene tanta riqueza como el 99% restante. Es más: todo el desarrollo tecnológico (robots e IA) hace prescindibles a ese 99% restante. Lo cierto es que con menos humanos será posible una mejor ecología planetaria al grito de: “¡Hagan sitio! ¡Hagan sitio!”.
Los Derechos Humanos establecen que: “Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona”. ¿Es lícito cometer homicidio por la libertad o para dar la seguridad a una persona de una vida placentera? La Historia está llena de estas historias, nada es imaginado.
El diablo carga las eutopías con balas distópicas. En España, un país en el que el 33% de los niños van a mal vivir en el año 2021, para evitar sufrimiento, legislan en el 2020 que sea posible el bien morir.
¿Llegará a ser la amortalidad un derecho de unos, siendo la mortalidad un deber de los otros? El 1% amortal selecciona, utiliza y si es menester dará sufrimiento primero y buena muerte después al 99% mortal. Todo por la libertad de la clase amortal, la cual tendrá derecho a asegurar su vida con la vida de los demás. Es horrible, pero lo estamos buscando. “Cuando el destino nos alcance”, se verá.
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