No hay vacuna contra el hambre y el desamparo
Las devastadoras consecuencias de la pandemia han propiciado multimillonarias inversiones en producción y abastecimiento de vacunas para frenar los contagios, así como presupuestos extraordinarios de la Unión Europea para la recuperación económica de los estragos que ha generado. Iniciativas, todas ellas, cuyos resultados se irán viendo en los próximos dos o tres años, que es el tiempo estimado para lograr tener controlado el virus y la sangría económica que ha representado.
Ambas circunstancias son, sin duda, buenas noticias, por su significado, pero no son, ni mucho menos, la solución a otro males que aquejan a la sociedad del desarrollo y del bienestar en el que estamos instalados, y que nos hacen estar ciegos e insensibles a las grandes penurias que soporta una gran parte de la población, como el hambre, la soledad y el desamparo, para las que no hay ningún tipo de vacunas, pero que podrían paliarse en buena medida con políticas sociales más justas y con una mayor solidaridad por parte de todos.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo

