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Ana la del Casino, una vida entre pasteles y salmones

4 de Enero del 2021 - Manuel Díaz Estrada (Forcinas (Pravia))

Hoy le quiero dedicar esta carta a una empresaria ejemplar: Ana, la del Casino de Cornellana. Conocí a Ana en la década de los años ochenta del pasado siglo –ya llovió desde entonces–, ella regentaba junto con su marido, Manolo, el popular bar Casino, en el centro de la villa salmonera por excelencia, yo iniciaba mi andadura como corresponsal de este diario en el concejo de Salas. Había siempre marcada una fecha en el calendario para el reencuentro con este matrimonio de hosteleros: el día de la apertura de la pesca del salmón. Ese día su establecimiento se convertía mitad plató televisivo, mitad cafetería, y es que allí, en el Casino, ese día de la apertura de la pesca, si había suerte y se conseguía sacar el campanu del Narcea, se ponía en juego mucho dinero sobre la mesa. Ana, mujer campechana donde las haya, se encargaba desde bien temprano de atender a los medios de comunicación. Los más madrugadores, lógicamente, eran los pescadores, quienes solían cambiar impresiones sobre el estado del Narcea y la posibilidad de sacar el ansiado campanu. Mas tarde, al filo de las 8 de la mañana, aparecía Emilio López Tamargo y los cámaras de TVE regional, por aquel entonces aún no existía la TPA, también era un clásico con la cita informativa Ángel Fabián, de Radio Asturias, y los compañeros de “La Voz de Asturias” y de “El Comercio”. Cornellana se convertía por una jornada en la capital salmonera de España. Y Ana la del Casino, si había suerte y el rey del rio era sacado a tierra, adquiría un especial protagonismo. Ella sería la encargada de actuar de intermediaria entre el afortunado pescador y el restaurante que se disputaba el honor de poder adquirir el primer salmón de la temporada en el Narcea. La puja se podía prolongar unas horas, pues el bar Casa Grana, ubicado en la misma acera unos metros más arriba, también solía participar en la terna para hacerse con el campanu del año. Al final de la jornada, cuando todos los medios de comunicación abandonábamos Cornellana, todos nos íbamos con la bolsina obsequio del Casino, en ella no faltaban la caja de las casadiellas y la de los carajitos.

Con el paso de los años, la amistad con esta empresaria se fue consolidando cada vez más. Entre las muchas anécdotas de aquella época como corresponsal, recuerdo una que a los dos nos encanta rememorar. Corría la primavera de 1996 y la reina del papel cuché de la época, Isabel Presley, visitaba de incognito la villa de Pravia, venía para cumplir con una exclusiva para la revista “¡Hola!”, bajar el Nalón en piragua con dos de sus hijas. Pero la casualidad quiso que un servidor la descubriera cuando salía del hotel del Busto, en la villa praviana. Tras avisar a mi jefe en la redacción, Evelio García Palacio, recuerdo que este me pregunto: “¿Manolo, qué desayunaste esta mañana; de qué conoces tú a Isabel Presley?”. La incredulidad de un principio dio paso a una estrategia para intentar fotografiar a la diva en su visita a Asturias.

Había que buscar un pretexto, una disculpa, para poder acercarse e intentar hablar con la ex de Julio Iglesias. “¡Ya lo tengo!”, se me encendió la bombilla, llamé a mi amiga Ana la del Casino. Le expliqué la idea que se me había ocurrido para poder ver a la Presley: regalarle unas cajas de casadielles del Casino para desayunar. “No te preocupes, Estrada, a primera hora de la mañana estoy en Pravia con ellas”, me contestaba Ana al otro lado del hilo telefónico. Y, efectivamente, así fue como el modesto corresponsal de pueblo pudo acercarse a la famosa reina de corazones de la época.

Han pasado más de 30 años de estas anécdotas que hoy recuerdo con nostalgia, pero la amistad sigue intacta con esta gran empresaria salense. Hablar de Ana la del Casino es hablar de trabajo, esfuerzo, iniciativa empresarial, amor por la repostería artesanal. En su obrador, situado en la principal calle de Cornellana, se elaboran desde hace muchos años verdaderas delicias para los más amantes de lo dulce. Destacan, sobre todo, sus casadielles, que comercializa por toda Asturias, incluso fuera de ella. Pero también tienen gran fama sus carajitos, sus enrollados en sus dos versiones, salado y dulce, de chorizo y panceta, y en dulce relleno de nuez. Ana, feliz 2021, mucha salud y fuerza para que sigas con la misma ilusión que hace 30 años, endulzándonos la vida a los asturianos.

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