Año nuevo, vida nueva
Hace tan solo unos días, mi marido y yo teníamos a Nicolás en brazos por primera vez. Que por huir de 2020 decidió hacer su entrada triunfal en la vida justo el 1 de enero, haciéndonos el mejor regalo de Año Nuevo posible.
No puedo dejar de agradecer a todo el equipo médico y personal sanitario del HUCA su labor profesional y el trato de calidad humana que recibimos; sobre todo en estos tiempos que nos está tocando vivir, en los que valoras especialmente el privilegio de contar con una sanidad pública como la que he podido disfrutar estos días.
Ha sido un año marcado por un montón de pérdidas humanas en circunstancias muy duras y en las que hemos luchado todos por proteger y salvar cuantas más vidas fuera posible, sin descartar a nadie. Es, sin embargo, contradictorio cómo se ha celebrado también, estas últimas semanas, la aprobación de leyes en un sentido muy contrario, como la ley de la eutanasia en España o la del aborto en Argentina.
A pocas horas de recibir a mi pequeño, pensaba en todos aquellos a los que, de un modo u otro, se les privará ahora de iniciar o continuar con su vida al ser descartados por unos cálculos humanos que quizás han dejado de apreciar el valor de toda vida.
Por eso, para nosotros este comienzo de año, la manida frase "Año nuevo, vida nueva" cobra más sentido que nunca: vida nueva, y ojalá muchas más... todas ellas de valor incalculable.
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