Carta abierta a Carlos Herrera
(Vaya el formalismo por delante)
Estimado Carlos, estas humildes líneas van dirigidas a ti.
Ni soy periodista ni aspiro a serlo, pero dado que en este periódico dan la oportunidad a los lectores para plasmar una opinión independiente, creo que voy a aprovechar la ocasión.
En estos tiempos que corren, en los que ejercer periodismo leal, real e informativo está tan devaluado que cualquier marioneta puede tener un programa de radio, o una gaceta politizada, creo mucho más en las opiniones de la gente que el discurso de cualquier advenedizo.
El periodista debe presentar los hechos que acontecen de forma veraz y objetiva, recuerda, Carlos, objetiva. Para ser un periodista de lustre, lo primero de todo debes dejar de lado tus fobias y tu aversión hacia ciertos espectros políticos, en caso contrario acabas convirtiéndote en lo que muestras a diario, un manipulador de la información, subjetivo, con una aversión declarada, y que pretende hacer del medio que le paga una fuente de información.
Por muchos libros o premios que acumule en su currículum, es de párvulos periodístico interpretar e informar sobre lo acontecido ayer en el Capitolio, no es necesario que intente manipular, divagar y ladrar como perro fiel a la orden de su dueño. Lo vimos prácticamente todos los que veíamos las noticias en televisión, y usted, si tuviera unos principios y pretendiera, aunque fuera por equivocación, parecer un periodista (llámelo informador si quiere), hubiera informado al respecto y se hubiera hecho eco de las palabras de Trump llamando a tomar el Capitolio, explicaría como ese discurso de odio, crispación y el continuo cuestionamiento de unas elecciones llegaron a su culmen con estos disturbios, pero ¿qué hizo?, pues trasladar una tentativa de golpe de Estado comparándola con una manifestación pacífica en Madrid, sin que mediase transmisión del poder ejecutivo de por medio, y cuando cualquier párvulo podría explicarle que lo más parecido a lo ocurrido en EE UU fue el fallido intento de golpe de Estado de Tejero.
¿Cuánto tiempo necesitan ustedes, medios afines a los partidos conservadores, para dejar de blanquear la ultraderecha? ¿Qué necesitan? ¿No es suficiente saber que para los militares jubilados es necesario exterminar millones de españoles? ¿Siguen sin ver en Vox al neofascismo que los países europeos mantienen aislado como al coronavirus? ¿Necesitan que haya consecuencias más graves y que no haya posibilidad de rectificar? Sinceramente, no lo sé, pero lo que sí tengo claro es que ustedes no son los bomberos encargados de apagar el incendio, y si lo son supongo que son conscientes de que la gasolina es un acelerante.
Mucha gente se pregunta qué hace aquí, cuando en 2016 prometió exiliarse voluntariamente a Etiopía en caso de que en España gobernara una coalición de izquierdas, y yo creo que lo único que hace es servir a quien bien le paga. Usted no informa, usted interpreta y (repito) vierte una opinión, no hay objetividad que valga, usted sigue la senda marcada por otro rabanero consentido por la Iglesia, el señor Jiménez Losantos. No se les pide que alaben o lancen loas hacia alguna de las gestiones que el Gobierno pudiera haber hecho correctamente, ni siquiera eso, de no tener nada qué decir, lo único que se les pediría sería silencio, pero, claro, el silencio no se paga (o sí, depende de qué y sobre quién), y la crítica (justificada o no) siempre será recompensada, lo cual me obliga a verles como simples marionetas de una oposición interesada, incapaz de asimilar, como ayer lo demostraron Trump y sus secuaces, al provocar el mayor escándalo visto en la democracia estadounidense.
Cíñase a informar, si es que sabe, dado que la crítica, siempre que se ejerce subjetivamente, deja en entredicho la capacidad periodística de quien presume de serlo.
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