Esta noticia no la dará la COPE
UN SEÑOR OBISPO QUE SE IBA DE PICOS PARDOS
Fray Damián Cornejo era un franciscano de un convento alcalino al que le gustaban las mujeres y el vino. Nacido en Palencia en 1629 de padre asturiano y madre toledana, falleció en Orense, de cuya diócesis era mitrado y está allí enterrado desde 1707.
Así describe el ligue que tuvo con una esquinera un día de mercado en el más puro sentido onomatopéyico alterativo helo por do viene el infante vengador más armado que un carabinero por lo visto. Se encontró con una el buen padre mendicante y le tiró los tejos en un verso que no recuerdo (el caldo tiene poco que ver con la sustancia) y ella sonrió como sólo saben sonreír las mujeres con un no que es un sí: “Pasó, pasé, miró, miré, vio, vila; dio muestras de querer, hice otro tanto. Guiñó, guiñé, tosió, tosí, seguilla. Fuese a su casa y sin quitarse el manto alzó, llegué, toqué, besé, cubrila. Dejé el dinero y fuime como un santo”.
No había que echar la instancia al gobierno en espera de una resolución respuesta de la dama. Fue una circunstancia del aquí te pillo aquí te mato que tanto gusta a los españoles. Fray Damián fue todo un paradigma de ese entre paréntesis clerical. La iglesia es poder y sexo y poder siempre fueron a compás. La regla general entre los curas católicos fue la lascivia y la obsesión por lo sexual. Siempre se llevaron a la cama a la mejor parroquiana, tenían unas amas cojonudas y luego los predicadores de vereda nos atosigaban con amenazas del fuego eterno en las calderas de Pedro Botero.
Esta incontinencia histórica creo que es debida a que los que reciben el sacramento del orden se adhieren al celibato aunque sólo sea de boquilla.
En otras iglesias como la rusa, la siria o la armenia, donde no está proscrito el matrimonio, antes bien se recomienda a los clérigos que se casen antes de ser tonsurados, no ocurren estos desvíos y desbarajustes tan propios de la apasionada condición humana. Jesús invitó a sus discípulos a la perfección de la cruz, pero no habló ni media palabra de la conducta sexual de los que habían de seguirlo.
La mejor teoría el seguimiento ten con ten de la ley natural a tenor con la filosofía estoica imperante a la sazón: no matarás, no fornicarás, no mentirás, etcétera. Esto es, Cristo sólo habló contra los que escandalizan a los pequeñuelos, y eso la Iglesia española lo ha hecho siempre y proclama la unión carnal del hombre y la mujer como una función sagrada con el fin de procrear.
Este fray Damián Cornejo debió de ser un pícaro desaforado, una vela a Dios y otra al diablo, de los que cacarean en el coro, picotean en el refectorio y se van de pilinguis poligoneras a espaldas del padre guardián, pero no era un hipócrita ni tenía un pelo de anafrodisiaco castrado. “Yo no puedo vivir si no me capo”, lo malo de tales desfogues es que el mundo de la briba es peligroso.
Pronto vienen los celos, las peleas de los rufianes y todo cuanto de infame hay en ese submundo inmundo. Mucho mejor y más limpio el vivir en castidad, pero que nadie se escandalice si el mejor prelado tiene una noche loca. “Corruptio optimi pessima”. La corrupción de los mejores nunca será una salvaguarda para la Iglesia.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo

