A Vicente del Bosque
(Gran seleccionador de humanidad insuperable)
Ha sido entrañable la fiesta por la victoria del Campeonato Mundial, pero realmente emocionante el compartirla Vicente con su hijo afecto de un mongolismo. Yo tuve también un hermano con la misma afección y tanto Vicente como todos nosotros, por medio de su desgracia, nos ha llevado a un mundo de felicidad tranquila y profunda al renovar nuestra fe en los seres humanos y por medio de Álvaro y nuestro Jorge hemos podido conocer gran cantidad de seres maravillosos y nuestro corazón está permanentemente abierto al amor. Nos encontramos con personas que, tomando nuestra mano, murmuran: «Tengo un hijo, un hermano subnormal». Nos miramos y en seguida surge entre ambos la comprensión y el afecto, porque sabemos el significado de esas palabras. Actualmente se crearon servicios para trabajar en favor de los niños subnormales y se ha realizado el milagro, ya que en la actualidad vemos chicos adaptados y rehabilitados haciendo de actores de cine, manejando ordenadores. Además, en esta lucha se encuentra una cosa maravillosa: Y es que muchos familiares de niños normales, en su agradecimiento a la vida, se unen a nosotros en nuestros esfuerzos para ayudar a los retrasados. El milagro se extiende más allá de los límites físicos y cambia la vida de los niños afectados, la de la familia. Hay un nuevo sentido en la vida de estas criaturas y en cada uno de nosotros. Nuestro corazón no se endurece y mantenemos viva la llama del amor hacia todos aquellos que sufren por algo de lo que no son culpables y obtendremos una mayor comprensión de la vida y se iluminará nuestro sendero por ella.
Vicente y Álvaro: habéis dado una lección al mundo entero de lo que es hermanar la ciencia, la profesión y el amor. Vicente, encontré en ti y los tuyos generosidad para amar, sencillez para vivir, el hueco que jamás encontraron ni la envidia ni la pereza.
Jaime Álvarez-Buylla Menéndez
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