Parler
Parler es una de las diversas, y desconocidas, alternativas a Twitter (al final les doy alternativas a todas las RR SS habituales); sin embargo, ha saltado a la palestra por una razón muy importante: la censura en las RR SS. Después de todo el circo que se montó en el Capitolio de los Estados Unidos, y las acusaciones de intento de golpe de Estado lanzadas contra el presidente Donal Trump, Twitter borró su cuenta personal junto con las de otros miles de personas. Cuando Donald Trump anunció que había creado una cuenta en Parler, esta aplicación fue objeto de una persecución completamente coordinada entre las grandes plataformas tecnológicas, ya que no la puedes descargar ni de GooglePlay ni de AppleStore (hay que descargar la app directamente de su web) y, de hecho, su cuenta en Twitter ha sido borrada; probablemente no hay manera de encontrarla ni en Instagram ni en Facebook y, posiblemente, toda su publicidad ha sido eliminada.
Seguro que a muchos este hecho no les causará preocupación, o lo verán como ajeno y lejano; de hecho, se está popularizando, en muchos entornos, la justificación del “derecho de admisión” y de que, como son empresas privadas, pueden decidir qué usuarios quieren y cuáles no, como respuesta a la indignación y sorpresa causada por el hecho comentado. Este razonamiento es una falacia, porque el Derecho Constitucional de la Libertad de Expresión está por encima de los intereses particulares y consideraciones empresariales, ¿se imaginan lo que pasaría si se impidiese el acceso de una persona a un bar sólo por ser negro o transexual binario?
Sí, es cierto que cuando creas una cuenta aceptas las condiciones de uso (esas que nadie se lee y todos aceptamos alegremente), con las que se regula el contenido publicado y prohíben ciertos comportamientos, pero no es justificable cancelar una cuenta por expresar opiniones que, aunque no sean constitutivas de delito, no cuadran con la ideología dominante. En estos casos, los reguladores se amparan en el delito de odio, que es una aberración jurídica, un delito de opinión, el camino más fácil y recto hacia el pensamiento único, ese que tanto critican los marxistas y que tan bien aplican.
Toda esta manipulación y control de las redes sociales va mucho más allá del cierre de una cuenta en particular, ya que existen las plataformas de Fact-Checking, dedicadas a contrastar la información que circula por internet, no sólo si se publica un tuit, sino lo que dicen los medios de comunicación. En España, hay dos muy importantes: Newtral y Maldita, ambas relacionadas con La Sexta (Newtral ha sido creada por Ana Pastor y Maldita fue creada por periodistas de la propia cadena), y, seguramente, financiadas por la Open Society Foundations, o sea, George Soros. Lo que digan estas dos entidades de verificación de hechos, gracias al Gobierno (Orden PCM/1030/2020, de 30 de octubre), puede ser decisivo para que este decida si un hecho es verdadero o falso, e, incluso, el Gobierno podría tomar medidas para cerrar cuentas o webs sin necesidad de que la justicia tome cartas en el asunto para dictaminar si una información es verdadera o falsa.
El fondo de este asunto es nuestra libertad individual y nuestra capacidad de decisión, contrapuesta al colectivismo y el pensamiento único; nuestro derecho a decidir frente al Estado opresor; el individuo libre frente a la masa aborregada y pastoreada por las élites que tienen la soberbia de pensar que pueden organizar mejor la vida de los demás. Además, están lo pingues beneficios que obtienen con nuestros datos, que les permiten comprarse grandes yates y mansiones mientras nos aleccionan para que no tengamos propiedades, porque eso nos hace infelices (agenda 2030). Cada “click” que hacemos en el smartphone o en el ordenador genera información que es almacenada en Data Warehouses y tratada mediante técnicas de Big Data y Data Mining, para recopilar toda la información posible y conocernos como usuarios y consumidores mejor que nosotros mismos, y ofrecernos alternativas para “conducirnos” hacia lo que les interese vender o crear.
Alternativas: Telegram, frente a Whatsapp; Parler, frente a Twitter; Brave o DuckDuckgo, frente a Chrome; Protonmail, frente a Gmail; GAB o MeWe, frente a Facebook; Rumble, frente a YouTube.
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