Hipótesis
Yo, que por edad voy dejando por el camino a muchos seres queridos, hasta que llegue el propio, hace tiempo que he dejado de pensar, no por carencia de facultades, que alguna conservo, sino que con la experiencia acumulada me es suficiente con reflexionar.
Reflexiono a mis 85, bien pasados, sobre muchos aspectos de la vida en general y alguna reflexión la transformo en consejo. Procuro que los consejos se instrumenten siempre sobre hipótesis y nunca sobre hechos ciertos; aunque tengan las hipótesis cierto tufillo de realidad, tómenlo como falso.
Mi reflexión de hoy tiene que ver con la justicia, tan quebrantada como que una ministra conflictiva y con relaciones poco recomendables con delincuentes confesos es nombrada Fiscal General del Estado por el propio gobierno al que sirvió como ministra.
Mi consejo es el siguiente, fruto de la reflexión y sin ninguna coincidencia con algún hecho real que yo conozca:
Si usted, persona pacífica y con las facultades físicas mermadas, por la edad, por la enfermedad o por ambas cualidades, es agredido sin presencia de testigos, solicite la presencia de la policía y no asista por sus medios a ningún centro médico. La policía se encargará de ello. Aunque reconozca totalmente al agresor y haya cruzado palabras con él, no lo identifique, proporcione datos suficientes para que lo identifique la policía y lo interrogue. En ese caso, si miente, se expone a delinquir de nuevo. Si tiene suerte, le pedirán que lo identifique usted mediante los medios previstos en la ley. En caso contrario, le estará proporcionando al presunto delincuente medios para su defensa, ya que lo ha identificado, habrá juicio y tendrá tiempo para organizar su defensa, mintiendo, porque la ley se lo permite.
Entre los datos que usted facilite no incluya ninguno que pueda implicar moralmente al presunto agresor, pues la justicia va por un lado y la “moral” por otro. Durante el juicio, procure no estar en “Babia”, pues el presunto agresor hablará. Haga como Santo Tomás de Canterbury, defiéndase dentro de la ley. No olvide que la justicia, promulgada la sentencia, siempre es legal, pero no siempre justa y veraz, por eso hay que tomar las precauciones que yo aconsejo, que no provienen de ningún acontecimiento cierto que yo haya conocido. La alusión a Santo Tomas se debe a una película reciente en televisión que tuvo su efecto en mí.
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