Doña Margarita
Doña Margarita Robles, ministro de defensa, que pasa por ser el mejor ministro de este mal Gobierno, y así lo aprecio yo también, en algo, a mi juicio, se equivoca. Quien se calla ante los continuos ataques de miembros de su Gobierno a nuestra Constitución y hace lo mismo con los socios del Gobierno, que no solo la atacan, pues algunos no la cumplen, no creo que esté en condiciones de reprochar a ciudadanos libres su postura pública en favor de la misma, cuando tienen recuperadas todas las capacidades que la milicia les restringe cuando están en activo. Que algunos se pasaron de "frenada" privadamente es reprobable, pero más reprobable fue la intervención de doña Rita Maestre, exportavoz del Ayuntamiento podemita de Madrid, cuando, "tetas al aire" dentro de una iglesia católica, amenazó con quemarlos como en el 36 y quemar la Conferencia Episcopal. Sabemos que en el 36 fue cierto, y por tanto es posible imaginar que, si se dieran las circunstancias, volvería a hacer lo mismo. Nadie de la izquierda se lo reprochó.
En todo caso, doña Margarita hace lo fácil, reprender a quienes nada pueden hacer, pues su mando está agotado, no el de los activos que callan por obediencia a las ordenanzas, pero seguro que estarán inquietos viendo que desde el Congreso, sin modificar la Constitución, se puede sustituir el Estado monárquico por la República, transitoriamente, mientras actúa el Tribunal Constitucional, que sabemos es lento y no tiene medios para hacer cumplir sus resoluciones, y en algunos casos no se cumplen, como sucedió en Cataluña. La única manera de evitarlo doña Margarita y yo mismo sabemos que está en los ahora silentes.
Quiera Dios que no hablen como saben y pueden, pero sería prudente no echar más leña al fuego.
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