¿Quién divide al PP?
Lo que humildemente creo es que a los nuevos amigos de Cascos se les subieron las últimas encuestas a la cabeza y piensan que por primera vez ganará por mayoría absoluta. ¿Pero lo harán sin Cascos? Lo dudo.
Parece que sentenciaron, los mercenarios que se movían entre las sombras, que el César debía morir; cuando convencieron a Bruto (Gabino de Lorenzo) sentenciaron «Cascos no es el candidato ideal a presidente de Asturias». ¿El motivo? Cascos está muy por encima de todos ellos. Para empezar es un político vocacional que cuando entró en política ya había triunfado profesionalmente en su vida privada. Mientras que los enemigos que lo rodean e intentan derribarlo son politiquillos sin otro oficio ni beneficio.
Lo que estos impresentables maquiavélicos no saben es que el señor Cascos une mucho más allá de las ideologías, pues estaban esperando a que se presentara para votarlo todo tipo de votantes desde la derecha hasta la izquierda. Como escuché en un bar de las Cuencas entre dos contertulios: –Estu nun tien arreglu compañeru, ni socialistas ni comunistas, –pero si se presenta Cascos, mecago-en-mi madre, no hay izquierdas que valga, yo lo voto ¡Y es que une más la ilusión de votar a un buen candidato que pueda arreglar esto que la rutina de votar al partido de siempre! ¡Y en ese punto no hay quien una más que Cascos!
Pero demos datos y no opiniones. Estos señores se remontan a 1999 cuando la ruptura del partido con Marqués produce la crisis más fuerte que padece el PP en Asturias, perdiendo el gobierno que por vez primera se había ganado. ¡Y le echan la culpa a Cascos! ¿Por qué no le echan la culpa de la victoria, algo tendría que ver, no? Porque los datos son tozudos y un año más tarde estando Cascos al frente del PP en Asturias, éste toca techo electoral en las elecciones generales, con 305.000 votos. Si tanta culpa tuviese Cascos, el bajón de votos sería terrorífico, digo yo, dada la desfachatez que estaba provocando el señor Marqués, que ese sí dividía más que sumaba haciendo el ridículo y a pesar de él Cascos ganó unas elecciones en una situación límite.
Mas, quienes están en contra de Cascos se saben, la dirección regional del PP ahora hay dudas de que llegara a reunirse y de que llegara a falsificarse una firma, lo cual sería gravísimo ¡y no admitiría más reacción que la dimisión en pleno de la dirección regional! –salvo que tapen bocas y al final no se descubra la maturranga que es por dónde parecen ir las cosas–, las juntas locales de Oviedo, Gijón, Avilés y Mieres y Nuevas Generaciones, el alcalde Gabino, con la rúbrica del secretario general del PP, Fernando Goñi, Luis Crego, Joaquín Aréstegui, Carlos Galcerán y Pablo Álvarez-Pire. Atrás quedaban las declaraciones del presidente del PP, Ovidio Sánchez, diciendo que él mismo le había pedido a Mariano Rajoy que fuese Cascos el cartel electoral porque era «un magnífico candidato», cualidades a las que se sumaba el alcalde de Oviedo y Fernando Goñi. Pero detrás de los tontos que dieron la cara consta que están sus eternos rivales que no saben admitir la derrotas democráticas y que son un cáncer para el PP, entre los que entraría el propio Ovidio, Goñi, el entorno gijonés, cuyos integrantes parecen querer cobrarse antiguas deudas con algún sector del partido, principalmente con los citados líderes en Gijón y Avilés, Pilar Fernández Pardo y Joaquín Aréstegui. Pero estos tipos parece que no son conscientes de la grave situación que atraviesan España, y Asturias. Los que lo vemos claro alabamos el trabajo anterior que realizó tanto por Asturias como por la ciudad de Gijón, donde comenzó como concejal único de la entonces Alianza Popular (PP) y refuerzan su deseo de que lidere la lista electoral en que su obra está a la vista de todos y que su ingente labor en la mejora de Asturias requiere al día de hoy una continuidad. Ahora, pese a que la hipótesis Cascos, que fue valorada positivamente por numerosos dirigentes –entre ellos, el alcalde de Oviedo, Gabino de Lorenzo– que destacaron la valía política del ex ministro de Fomento, han pesado más los recelos despertados por intereses particulares y oscuros.
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