La sonrisa de Zidane y la frustración del equipo
Mientras los jugadores del Madrid se marchaban al vestuario sin ocultar su malestar por haber sido derrotados en la semifinal de la Supercopa por el Athletic, Zidane departía sonriente con Marcelino, entrenador del equipo vasco, con la sensación de no estar disgustado, sino más bien al contrario.
Sin duda alguna el técnico francés es un auténtico caballero y siempre se comporta con la máxima educación, como hacía también en el terreno de juego en su época de jugador, pero su sonrisa de oreja a oreja mientras hablaba con Marcelino quizás no era tan solo un gesto cordial y amistoso con su colega, sino también el reflejo de sentirse aliviado por una derrota que va a significar jugar un partido menos en una temporada atípica y muy exigente, en la que tiene que centrarse en la Liga y en la Copa, ya que no en la Champions.
Sea cual sea el motivo de su amable sonrisa, hay que reconocer el gesto de Zidane, destacarlo y agradecerlo, porque no es muy habitual.
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