No debería importarme
¡Pero! No soy el hombre más feliz del mundo. Quizá porque no he dedicado a la meditación tanto tiempo como Matthieu Ricard. O porque nunca haya adoptado la postura de loto en pelota sobre la nieve, como Cristina Pedroche. Lo cual, dicho sea de paso, no la hace más valiente, pues la niña, al menos, ha mantenido el calor de su agujero, según dice, porque el tal no tocaba el suelo, cuestión imposible para la anatomía de mi entrepierna.
En fin, que el nivel de indiferencia logrado por mis meditaciones no me hace inmune a las acciones y expresiones de ciertos personajes notorios, que lo son por su impudicia, muy extendida, por ejemplo, entre quienes viven de la política. Lo cual no exime a otros colectivos, o individualidades, que viven de sus desvergüenzas o excentricidades, mas, sobre todo, lo para mí más difícil de soportar son los males evitables que se padecen porque la mayoría no les hace frente. Y lo aún más grave, porque prácticamente todos los que, de alguna forma, los consienten y los que los causan los conocen.
En España debe haber, más o menos, 18 millones y medio que los causan y otros tantos, por lo menos, que, sin causarlos, tienen que calárselos.
Es algo clamoroso, sin excusa. Pues, aun los resultados pecaminosos pueden deberse a ejecuciones inocentes, carentes de maldad.
Vas a practicar tiro con maniquíes hasta que, de pronto, ves manar la sangre de los cuerpos a los que disparas, ¡Coño! ¡Te mintieron! ¡No eran maniquíes! ¡Eran seres humanos!
No sé lo que la ley, si es que dice algo, dirá al respecto, pero para mí tu único delito ha sido confiar en quien no debías.
Lo terrible, ¡terrible!, ¡que no merece ni el mínimo atisbo de perdón!, es que se haga sabiendo, ¡sin ningún género de duda porque lo ha demostrado reiteradamente hasta la saciedad! Porque del mismo color ha dicho un millón de veces que es blanco y otro millón de veces que es negro, ¡sin el mínimo rubor! ¡Porque...!
En mi circunstancia, poco debería importarme, pero, no puede ser más descorazonadora la respuesta cuando me pregunto: ¿Por qué este gobierno en España?
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