Don Pedro, Pedrete y Pedro
Dribló como pudo los envites que la vida durante años le propuso para ver si solo con su ciencia podía con ella pero, al final, fue la suerte de una quiniela quien alivió su historia pero la hizo menos interesante al poder ya sobradamente con ella. No supo nunca si se relajó al pensar que era el dinero para siempre, pues en una timba, don Pedro, con una mano en su poderosa cartera y un whisky de Malta de 102 años y con la otra en una rubia de 20 que le contaba los cuartos que ya borracho y medio loco se jugaba, perdió al tiempo rubia, hacienda y cabeza al verse Pedrete con una mano delante y otra atrás ante un futuro de nuevo incierto; o que el ser humano se complica la vida inconscientemente para hacerla interesante pues, al final, de tranquila en una lujosa villa mexicana por la suerte de una quiniela inesperada, se convirtió su vida en una ruleta rusa en lo alto de una peligrosa favela brasileña por la curiosa ciencia de un hombre al que su destino esperaba para hacerlo a su medida, interesante.
Increíblemente esta historia demuestra algo, que el ser humano se adapta a lo que tiene pues, de toda ella y pasados ya muchos años, Pedro solo se acuerda de aquella rubia despampanante que lo amó con locura hasta que perdió en una timba toda su gracia.
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