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La enésima subida de la luz

18 de Enero del 2021 - J.J.J. Suárez González (GIJON)

Si hay un asunto en el que la inmensa mayoría de los ciudadanos, independientemente de nuestra ideología, pensamos igual, que nos están tomando el pelo y que lo llevan haciendo desde hace mucho tiempo, es el precio de la electricidad en España. Sin embargo, si hubiera que enviar al infierno a todos los culpables (no voy a emplear la palabra responsables, porque puede inducir a equívocos) nos salvaríamos solo cuatro gatos de arder en el fuego eterno, porque unos han estado de acuerdo con las privatizaciones (a cambio de "puertas giratorias"); otros con la moratoria nuclear de Felipe González, que nos costó la friolera de 950.000 millones de pesetas de 1983 y que nos ha privado de una fuente de energía muy importante, que no emite CO2 a la atmósfera, para complementar a las renovables, y también los hay, algunos los tenemos muy cerca, que estaban encantados con las milmillonarias ayudas al carbón, ya sabe usted, ese carbón importado que entraba en Mina La Camocha por una puerta y salía por la otra como si fuera producido aquí, para cobrar subvenciones y ayudas. Todavía, perdidos definitivamente los chiringuitos, hay algún representante sindical que, sin ningún pudor, hace llamamientos, cuando sube la luz, a volver a las andadas. Con lo de Villa, que ni devolverá el dinero robado ni ingresará en prisión, ya hemos tenido suficiente. Eso sin contar con el buenismo estúpido que no dice nada, lo tapa, cuando no lo defiende, de la cantidad de enganches ilegales, miles, a la red eléctrica, también para las plantaciones de marihuana, como hemos visto estos días, cuando han quedado diáfanas las problemáticas de las Cañadas Reales en Madrid, y en los barrios del Norte de Granada, también en las Tres Mil Viviendas de Sevilla. Estamos hablando de un asunto vital, porque ya son muchas familias las que no pueden hacer frente al pago del recibo de la luz y muchos los hogares donde no se puede encender la calefacción, hogares con ancianos y niños. Eso sin contar la pérdida de competitividad de las empresas, que tienen que hacer frente a un gasto fijo desproporcionado. La factura eléctrica en España ha subido nada menos que un 80% desde el inicio de la crisis de 2010. La factura de la luz que recibimos en nuestros hogares ya no desglosa las partidas a las que va a parar el dinero que pagamos, sería demasiado escandaloso ver esas cosas, y para que no tenga que hacer usted un exhaustivo trabajo de investigación lo voy a describir a grandes rasgos: en primer lugar, debemos tener en cuenta que hay dos mercados eléctricos, el libre y el regulado, y usted, incluso sin tener mucha conciencia de ello, puede estar en uno o en otro. También es importante saber que una cosa es la empresa distribuidora de la energía y otra muy distinta la comercializadora, que pueden coincidir, o no. Ya tenemos un intermediario, fácilmente suprimible, que obtiene dividendos a nuestra costa. ¡Ojo! porque hay mucho fraude de empresas que le pueden facturar energía que usted no ha consumido. Hay un coste fijo por disponer de electricidad, que se paga por KW de potencia contratada (importante no contratar mas potencia de la necesaria) y un coste de la electricidad consumida, ambos pueden variar según la tarifa que tengamos contratada. A estos costes hay que añadir alquiler de contador y otras pequeñas partidas de las que es conveniente estar bien informado para evitar abusos y comparar. Por último están los impuestos. Al tipo de IVA máximo del 21%, por mucho que la electricidad sea un recurso básico, hay que añadir el impuesto eléctrico, otro gravamen del 5,1127% (no puedes bajar los impuestos a la electricidad si no recortas en gastos no prioritarios, cuando no ridículos). Una buena parte del dinero de esos impuestos no se fue a las arcas del Estado, sino a pagar ayudas al carbón, más de 28.000 millones desde 1989, según el Ministerio de Energía (prejubilaciones, fondos de reactivación de las Cuencas, ayudas a la producción del carbón nacional y dinero que se pagó directamente a las centrales térmicas para impulsar su renovación medioambiental). También llevamos pagando decenas de años la moratoria nuclear que decretó el Gobierno de Felipe González y el llamado déficit de tarifa, asunto igualmente escandaloso del que se podría escribir un grueso libro. Los que privatizaron las empresas eléctricas nos engañaron: "Con la privatización de las eléctricas habrá más competitividad y bajará el recibo de la luz", Josep Piqué, ministro de Industria en el Gobierno de Aznar (no hay nadie peor que un comunista reconvertido. Piqué militó en el PSUC, el partido catalán hermano del PCE). Así que, señores, yo no quiero engañarles, no hay ahora una varita mágica para, con un toquecito, solucionar este gravísimo entuerto ¿Mi receta?: nacionalización (a mí no me gustan las plusvalías privadas en los servicios públicos básicos) y un mix energético cabal, con 65% renovables, 25% nucleares y 10% electrotérmicas de gas. Pero, esto no es un eucaliptus, es un nogal: los resultados, a muchos años vista.

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