Ni la pandemia ni la tecnología pueden con la FP
En nuestro país tenemos más de un 40 por ciento de desempleo juvenil cuando la media europea es del 17 por ciento.
A pesar de convivir con un desempleo endémico, no somos capaces de cubrir la demanda de profesionales en la industria, construcción, comercio... ¿Cómo puede ser posible?
Todos vemos con preocupación la falta de profesionales "artesanos", esos que antaño se situaban en la otrora denostada Formación Profesional. Resulta increíble el universo de especialidades profesionales de diversos ámbitos que se pueden cursar. Los centros formativos están a la última en cuanto a medios se refiere y sus profesores suelen ser personas con vocación y comprometidas. Además, con el programa de formación dual se facilitan las prácticas en las empresas.
Aparentemente, todo está preparado para fluir con normalidad. Pero, en mi opinión, en nuestra sociedad nos sobra postureo. La pandemia nos debería hacer cambiar nuestra forma de pensar, porque los oficios han evitado que las desgracias fueran mayores. Hasta la tecnología ha jugado a favor de los gremios y no en contra como algunos auguraban.
Todavía, por increíble que parezca, no valoramos ni reconocemos lo suficiente estos trabajos y tenemos impreso en nuestro ADN el complejo del oficinista. Enviamos a nuestros hijos a la tortura del empleo precario, del futuro incierto, antes que buscar aspectos más prácticos. También se puede ser feliz y tener éxito sin firmar con un Montblanc.
No creo, no es mi caso, que desarrollar la inteligencia con las manos esté al alcance de cualquiera. Es hora de que empecemos a reconocer a los profesionales y, a su vez, los gremios de estos deberían empezar a publicitar con más asiduidad y sin complejos su legítimo orgullo, o perderemos una gran oportunidad social y económica para el futuro de nuestros jóvenes.
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