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Crecimiento de la población mundial

20 de Enero del 2021 - José María Casielles Aguadé

Una de las cosas más sensatas que se deben hacer en política es el análisis de los datos evolutivos de la población mundial, y de los movimientos migratorios, para establecer previsiones y adoptar medidas oportunas de atención a los conciudadanos. A estos efectos, son muy interesantes los datos estimativos del departamento de Economía y Asuntos Sociales (2015-2100) de la ONU. Llaman la atención la tendencia al descenso de la población europea –a corto y largo plazo– y el fuerte incremento potencial de la africana (como se aprecia en el cuadro adjunto).

De los 7.347 millones mundiales de individuos en 2015 se pasará a los 11.213 millones en el año 2100; es decir, la cifra se incrementará en 3.866 millones. Lo verdaderamente alarmante es que esta cifra no se repartirá equitativamente entre todas las áreas estudiadas, pues “África incorporará 3.201 millones: es decir, el 82,8 por ciento del total”. En este mismo tiempo, Europa, con inclusión de los 145 millones de Rusia (más que la simple UE, que hoy cuenta con 508 millones, incluida la U.K.), pasaría de 738 millones (en 2015) a 645 (en 2100), de los que habría que restar 70 al producirse el brexit, tenazmente defendido por el presidente Johnson (concretamente, quedaríamos en la simple UE en 382 millones sin el Reino Unido ). Los datos parciales del estudio no son menos alarmantes, ya que para 2030 reflejan en “toda” Europa 16 millones más de individuos, y “para África el aumento es de 493 millones”. Comprendo que estos números resultan farragosos; pero son esenciales. Estamos a menos de diez años de esa fecha. La cuestión es urgente, y para ella no están previstas alarmas ni emergencias; pero está ahí, y la previsión de crecimiento es claramente progresiva.

¡OJO! EN LUGAR DE DESTACADO LLEVA UN ESTADILLO, PREGUNTAR A MONCHU O PILI

SUMARIO: La preocupante tendencia al descenso de la población europea frente al fuerte incremento de la africana

El problema inmigratorio sobre Europa, que ya se vive hoy, inicialmente suscitado por la señora Merkel, recibió el firme rechazo inicial de Baviera, el de los estados de Italia y Grecia, el de los países del grupo de Visegrado, y la preocupación de Rusia. Tras incidir brutalmente sobre Italia y Grecia, últimamente se concentra en España y su archipiélago de Canarias (con más de 40.000 individuos en el pasado año 2020), y en las líneas fronterizas de Ceuta y Melilla, con inaceptables reacciones de los asaltantes contra la Guardia Civil, así como los descarados desembarcos diurnos en las playas españolas del Sur y Levante, ante la perplejidad de los turistas que asisten a un espectáculo bochornoso que Interior no se apresta a corregir.

La inmigración afro-europea se ve complicada con otros intereses, como los de ciertas ONG, con sus “buenismos” manipuladores; los del acceso a materiales estratégicos (petróleo, gas, coltán y tierras raras), e influencias políticas de antiguas potencias coloniales, todo ello “sazonado” con conflictos religiosos islámico-cristianos e interislámicos (sunnitas-chiitas), sobradamente conocidos. Los circuitos navales de las drogas americanas, procedentes de México, Colombia, Venezuela y Brasil, con rumbo al sur de Europa (España), suelen tocar antes en las costas de África del NO, solapándose con los de inmigración ilegal. ¿Casualidad o intencionalidad? No soy yo quien debe contestar a esta pregunta.

Está, pues, bien claro que la UE ha de ejercer un control firme y eficaz sobre sus fronteras externas y posiblemente revisar deficiencias de las internas en el espacio Schengen. No se conciben estados civilizados sin un riguroso control de fronteras. Los “buenismos” en este tema son tan ilegales como temerarios, y están abocados al fracaso. El amor al prójimo (próximo) empieza por el más cercano, que es el compatriota y paganini; por eso tampoco entiendo que la anunciada subida de las pensiones contributivas (0,9 por ciento) sea exactamente la mitad de las no cotizantes (1,8 por ciento). Puede resultar sugestiva para la demagogia, pero tan absolutamente injusta como nada estimulante para los productores de la nación, que parecen no tener sindicatos.

Por otra parte, los juristas nos explican que, legalmente, hay que distinguir entre “refugiados” y “emigrantes”. Los refugiados dejan de serlo al salir de su país al primero que les acoge, liberándose de su situación de emergencia. El emigrante busca un destino específico que le interesa y que puede requerir avales especiales, como bien saben muchos sufridos emigrantes españoles. Es razonable que la UE tenga previstos programas de atención y cuidados para países terceros que los precisan: asistencia sanitaria, educación, ayudas técnicas, seguridad, etcétera, que deben desarrollarse “in situ” con la ayuda de personal especializado europeo. A estos efectos, ya he sugerido reiteradamente en los MCS la necesidad de que la UE ejerza controles en el Mediterráneo mediante FLIR (flotas ligeras de intervención rápida), tanto en tareas de patrulla naval como de asistencia social, y constituidas por flotillas de catamaranes, con conexiones aéreas (drones de alto alcance y helicópteros ligeros), y un equipamiento flexible y variable, a instalar en puestos de anclaje adecuados para misiones específicas: vigilancia naval, asistencia técnica de emergencia en desastres, ayuda sanitaria, etcétera). La construcción de estas FLIR revitalizaría la industria del aluminio europea, daría ocupación a la muy competitiva construcción naval de España (Navantia, Gondán, Armón y otras) e incrementaría las exportaciones, porque interesaría a otros muchos países. Es claro que la disponibilidad de estos medios aumentaría sensiblemente la operatividad de Frontex, que entiendo debiera coordinar y supervisar lo que, en principio, sería un conjunto de flotillas nacionales.

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