¿Se puede consumir con la mascarilla puesta?
Se radicaliza el conflicto entre el sector hostelero asturiano y entre el Gobierno del señor Barbón. Los empresarios de la hostería se quejan de que las medidas restrictivas a las que les somete la normativa contra la pandemia del covid-19 van a terminar arruinando sus negocios. Nos parece totalmente legítimo que los hosteleros se quejen de su situación; ahora bien, en lo que no podemos estar de acuerdo es en el argumento que esgrimen en su defensa: “En nuestros locales se guardan las normas restrictivas que están en vigor. En el sector hostelero no es donde se producen los contagios”, afirma la mayoría de los propietarios de estos establecimientos. Los hosteleros saben que mienten. Los hechos no les dan la razón. Según la Consejería de Sanidad del Principado, “la mayoría de los contagios se producen en los bares, pues es donde la gente baja la guardia”. Sin ánimo de entrar en polémica, y siendo conscientes del daño que se le hace a la hostelería, debemos de ser muy cautelosos con este tema por ser muy crítica la situación sanitaria por la que atravesamos. Está comprobado que el virus se propaga mediante nuestras interrelaciones con otras personas, y también sabemos que el “bicho” nos ataca por dos frentes: nariz y boca. Pues bien, cuando entramos en un bar no lo hacemos para sentarnos a ver la TV, lo hacemos para consumir, y para ello, inevitablemente, tenemos que quitarnos la mascarilla. Y es justo en ese instante cuando corremos el mayor riesgo de que el virus nos ataque; un bar, un restaurante, un negocio de ocio nocturno son lugares por los que pasan cientos de personas, personas a las que nadie controla si son o no portadoras del virus del covid.
Por otra parte, y quien diga lo contrario miente, quien entra en un bar es para consumir y para relacionarse, y es muy complicado el tomar una consumición y mantener una conversación con la mascarilla puesta y a una distancia de dos metros de nuestro interlocutor.
Tampoco podemos exigirles a los dueños de los bares que se conviertan en policías, que recriminen constantemente al cliente si este no cumple con las normas. Por todo ello, la solución es muy compleja, solo el sentido común, del que algunos parecen carecer, podría suavizar las altas cifras de contagios que estamos teniendo.
Si no hubiese sido por el covid jamás nos hubiéramos enterado de estas dos cosas: primero, que los ciudadanos tuviéramos tanta dependencia de la hostelería, da la impresión que la mayoría de la gente pasa más tiempo en los bares y las terrazas que en su hogar. Segundo, en el caso de Asturias, que el sector hostelero tenga tanta influencia en PIB de esta región, pues, tal como nos lo pintan, da la impresión de que sin los bares funcionando el Principado se va al carajo...
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