Nadie ofrece tanto como el que no va a cumplir
Una frase de Francisco de Quevedo, luego usaré otra para aplicarla a los mismos. El Gobierno de Pedro Sánchez si por algo destaca es por la cantidad de promesas, recuerdan aquellos viernes sociales, donde se despachaba con proyectos, la mayoría incumplidos. Si sacas leyes es para cumplirlas o que sirvan para algo. Promete de todo y no da nada. Lo que sí notamos es la ruina entre las sombras, cuando desaparezca este virus nos quedará lidiar con deudas, déficit, desempleo, cierre de empresas, electricidad por las nubes, encarecimiento de todo... Se lo juegan a una sola carta, a los millones que vienen de Europa, que serán “peccata minuta” para salvar las situaciones que nos dejan estos osados ineptos.
La falta de inversión a la vista es palpable, el dejar a las empresas y autónomos a su suerte también, acumulan parados y muertos, pero no dimiten. ¿Se creerán que escaparán a la responsabilidad del mañana por la dejadez e inoperancia del hoy? Ustedes deberán responder, si no saben, deben dejar a otros, no es un juego esto del poder y el gestionar un país o una comunidad. Con toda seguridad alguien les pedirá cuentas mañana por lo que hayan podido hacer y no hicieron. ¿Cuánto cuesta una vida, cuánto una empresa cerrada, cuánto un trabajador en paro, cuánto un enfermo que tiene que esperar más de un año para ser atendido en un hospital, cuánto un recibo de luz que no se puede asumir, cuánto una familia sin vivienda digna, sin calefacción...? ¡Cuánto! Les repito, si no saben, ¡déjenlo antes de hacer más daño! No vale escudarse en que otros están peor, mal de muchos, consuelo de tontos.
“La soberbia nunca baja de donde sube, pero siempre cae de donde subió”, así será, caerán de maduros, pero será tarde, después de dejar un reguero de pobreza y muerte que tardaremos años en recuperarnos de tamaña tragedia.
Lo achacan todo al virus, antes era a la crisis financiera, siempre pagan los mismos, ahora además el resto. Ya sabemos que la oposición es peor aún, pero eso no nos conforma.
En los momentos duros es cuando se demuestra la capacidad de dar respuestas, de asumir toda la responsabilidad y de adelantarse a los problemas. Pero no, el virus no piensa y, sin embargo, siempre va por delante. También en las consecuencias del mismo, todo debiera estar previsto, no dejar nada a la improvisación, pero no es así, se recurre a justificarse: si nieva, si hay un virus, si viene una crisis, una burbuja, al cambio climático, que si sube el gas, que somos dependientes de factores externos... hablo siempre desde las instituciones, claro que tenemos grandes emprendedores, mejores personas y siempre en el mundo está brillando algún español en lo que sea. Pero exportar políticos imposibles, mira que los vemos nefastos por EE UU, UK, Brasil, Italia, Francia..., pero los nuestros destacan por eso, por no ser nada. Ahora se está juzgando a líderes del PP por corruptela de todo tipo, merece especial atención la manera de conseguir títulos sin acudir a clase, sin exámenes, convalidándoles a decenas de asignaturas, plagiando másteres y proyectos fin de carrera... solo por eso, ya merecen una reprobación y dimitir, pero no, siguen ahí de líderes de todos los partidos.
Somos imperfectos, todos cometemos errores, debemos perdonar y ser perdonados, pero ir por la vida de soberbios es merecer caerse antes de lo previsto.
Jamás en una sociedad han tenido menos peso las personas mayores, la edad, ahora todos pretenden ser jóvenes para siempre, pues no saben lo rápido que pasa ese momento. Una sociedad que no respeta y cuida a sus abuelos es una sociedad podrida en todo su ser. Mira hasta dónde, se mueren a miles, nada importa, en esas sociedades donde sí importan, trataron al virus con más respeto y protegieron a sus mayores, hablo de otras culturas que supieron responder con contundencia para proteger vidas. Aquí no, ¡se mueren viejos, ¡qué más da un año o diez antes, eso ahorramos en pensiones! Se puede ser un inepto, tener alguna debilidad y cometer alguna imprudencia, pero estar en un cargo público y no honrar ese cargo, jamás debemos permitirlo.
Qué decir del vicepresidente Iglesias comparando a Puigdemont con los exiliados de las tiranías. Pues estos mismos gobiernan, piden como nadie, exigen sin haber dado palo al agua en su vida. También prometen, se colocan y a vivir. El mundo al revés. Son una especie de oposición a ellos mismos. Son una enmienda a la seriedad y la madurez.
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