Innovación social para Europa
“¿Por qué tener a la gente a la cola de un banco de alimentos? ¿Por qué no darles la oportunidad de ir a supermercados y casas de comidas y que tengan más dignidad?” (Chef José de Andrés). Ahora la productividad depende de la tecnología, una tecnología que se construye a sí misma. “Deberían ser buenas noticias el que podamos crear más riqueza con menos trabajo utilizando la máquina, pero no serán buenas noticias si no hacemos ajustes en nuestras instituciones” (Eric Brynjolfsson, Andrew McAfee). Sin embargo, “algunos de los conocimientos más valiosos en una economía están dispersos entre la gente” (Friedrich Hayet). “Ningún país, independientemente de su riqueza, puede permitirse el derroche de sus recursos humanos. La desmoralización que causa un gran desempleo es el mayor despilfarro” (Franklin D. Roosevelt). La economía se activará facilitando el consumo, pero también se precisará la actividad de toda la gente que, liberada en cierta forma de preocupaciones, buscaría activarse. El mundo usa a las personas y ama los objetos, pero es que ni siquiera ama a los objetos: la obsolescencia programada, la moda por lo novedoso, el usar y tirar..., crean un mundo basura sin futuro.
Impliquemos a Europa y a su Banco Central Europeo en una innovación social basada en las personas y en tres instituciones:
- Renta básica incondicional como ayuda a la actividad de las personas. Sería un porcentaje del ingreso medio de la región donde se reside (se establecería bajo un control de datos económicos por una IA).
- Salario ciudadano ocupacional como ayuda indirecta a las empresas. Sería un pago directo a los empleados según las ocupaciones que decida Europa por y para su interés. Su cuantía sería en función de los impuestos que liquide la empresa (bajo el estricto control de la IA de Hacienda). La empresa podría reducir dicha cuantía en el salario, pero no sería aconsejable, pues le llevaría a perder buenos empleados.
- Tarjeta básica ciudadana. Facilitaría el consumo responsable, y activaría la economía. Sería una tarjeta monedero personal que ofrecería descuentos según productos, persona, hora y zona. Incluso podría llegar a la gratuidad diaria según producto y hora: menú del día en hostelería, albergue en hotelería, servicios de agencias de viaje y medios de transporte (una especie de Imserso, pero para todo el mundo). Todo bajo un control de datos por IA para ajustar una buena economía. Se trataría de que el pequeño comercio y el servicio puedan triunfar de persona a persona, usando la tarjeta básica ciudadana, que solo será útil (para sus descuentos y ofertas) en modo presencial.
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