Iglesias, un Atila con melena
Mientras la tarta de queso de La Viña de San Sebastián coloniza el mundo, elegida por el periódico “The New York Times” como uno de los sabores gastronómicos que marcará el 2021, leo en la portada del periódico “La Razón” que “Pablo Iglesias está dándole vueltas a la idea, no tan descabellada, de dejar el Gobierno y recuperar el poder de la calle”.
Permítanme la inmodestia de recordar que el que escribe ya lo avanzó en este foro en más de una ocasión, desde hace un año.
El podemita, sobrado de proyectos utópicos y ayuno de méritos relevantes, cree cumplida su misión de erosionar desde el Gobierno al Partido Socialista y, a la vista de las previsiones de diversas consultoras de investigación social y comunicación que van restando votos y devaluando la influencia política y social de su partido, quizás haya tomado la decisión oportunista, reforzados su vínculos con extremistas e independentistas, de salir del Gobierno ahora, en un momento de máxima debilidad del Partido Socialista, y tomar el mando en la calle con todos los honores.
Es oportuno recordar aquí lo que dijo de este personaje un prócer de la política asturiana de todos conocido y por muchos, como es en mi caso, reconocido: D. Javier Fernández, expresidente socialista del Principado de Asturias:
“Iglesias es el fariseísmo total, podría decir que el Caifás de la política. (...) Lo peor de la política es la hipocresía que en ella se desarrolla y que es tan evidente en determinados personajes”. “Los de Podemos salen cada día con una bolsa de basura, buscando un socialista para usarlo de vertedero”. Sánchez, en Babia.
Y al socialista que están buscando para llevarlo al vertedero, desde aquello de “la cal viva” en el Congreso, no es otro que Felipe González, respecto al que ya en junio exigieron a Pedro Sánchez, por escrito y ante el Parlamento Europeo (con el apoyo de ERC, PNV y Bildu), que le retirara los honores. Hace unos días, Podemos volvía a la carga pidiendo que la Fiscalía investigue a los GAL.
Ante el permanente desafío del Sandokán de Galapagar a las huestes socialistas que o no se enteran o no se quieren enterar, pregunto: Después de tantas noches sin dormir, circunstancia que ya previó el Presidente antes de coaligarse con este personaje, ¿está Sánchez confuso y fuera de la realidad? Y los barones socialistas, ¿también en Babia? Y los votantes ¿por qué no le botan?
Es una evidencia, constatable a diario, que Iglesias está enfrentado con sus compañeros ministros que no soportan sus injerencias y afán de protagonismo.
Es también evidente que el podemita con extraños conjuros, hechizos o magia negra, se ha apropiado de la voluntad del Presidente y lo tiene absolutamente subyugado, como prueba el hecho de que un encabezado en prensa, semana tras semana y ante temas diversos, sea “Sánchez cede ante Iglesias” o “Pablo Iglesias gana un nuevo pulso al presidente Sánchez”.
Dado el deterioro imparable político, social, económico y sanitario, es urgente que Sánchez tome una decisión, o Iglesias tome una decisión, o la tomen los dos, para deshacer este nudo gordiano en que se ha convertido la gobernanza de nuestro país.
Una buena fecha sería el 2 de febrero, día de la Marmota, tradición por la que los granjeros de Estados Unidos y Canadá predicen el fin del invierno, cuando una marmota (Iglesias) sale de su madriguera (Moncloa).
Más tarde será tarde, quizás demasiado. Al loro.
Saludos cordiales.
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