Los últimos serán los primeros y los primeros los últimos
Hay una parábola en los textos del Nuevo Testamento, en un discurso de Jesús, que dice: “Los últimos serán los primeros y los primeros los últimos”. Bien podríamos hoy aplicar esta moraleja de la Biblia a lo que, según nos cuentan los periódicos, está ocurriendo con algunos políticos, que solo por el simple hecho de serlo, ya se creen superiores al resto de los mortales, y, por lo tanto, ellos deben ser los primeros elegidos en recibir la vacuna anticovid, ¡faltaría más!, para eso somos cargos al servicio del pueblo.
El escándalo ha trascendido a los medios de comunicación y, una vez más, nuestra clase política nos demuestra que no da la talla. Que son unos caraduras e impresentables, que actúan sin escrúpulos ni conciencia en “un sálvese quien pueda”. Por el momento, esa falta de ética y de cintura política se ha llevado por delante al consejero de Salud de la Comunidad Murciana, Manuel Villegas, del PP, que se ha visto obligado a dimitir de su cargo. En total, son al menos ocho alcaldes –cinco del PSOE, uno del PP, otro de JxCat y otro de CDEI–. Todos estos cargos públicos han justificado su vacunación “en que sobraban algunas dosis y se las pusieron por no tirarlas a la basura”. Es decir, estos señores no pensaron en ningún momento en que pudieran existir ciudadanos ancianos y con patologías de riesgo que las necesitarían mucho primero que ellos. Estos caraduras de la política, estos insolidarios, se agarran como garrapatas a sus cargos para beneficiarse de todo lo que puedan. Ellos no están al servicio del pueblo, se sirven del pueblo, que es cosa muy distinta.
Terminando con la parábola de Jesucristo que da título a esta carta, en ella Jesús le está respondiendo a su discípulo Pedro sobre la recompensa que les está reservada a los que han dejado casa, familia y oficios por el Reino de los Cielos. En este caso, “los primeros” se refiere a los ricos en bienes y “los últimos” serían los que por el Reino de los Cielos lo han dejado todo. Al margen de creencias religiosas, que cada uno de ustedes saque sus propias conclusiones sobre el proceder de algunos de nuestros políticos.
La pregunta que cabría hacerse sería esta: ¿algún político lo ha dejado todo para dedicarse en cuerpo y alma a trabajar por sus conciudadanos, sin esperar ningún privilegio especial a cambio?
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