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Don Gregorio Salvador, baluarte en defensa de la lengua española

29 de Enero del 2021 - Juan Goti Ordeñana

Este artículo es en recuerdo de don Gregorio Salvador Caja, que ha sido uno de los baluartes en la defensa de la lengua española con un trabajo callado y poco conocido, pero muy auténtico y efectivo.

Cuando en el Parlamento español se discutía y aprobaba la LOMLOE, la ley que destruye la enseñanza de la lengua española en gran parte de España, el 26 de diciembre de 2020, moría don Gregorio Salvador, uno de los prohombres más preocupados y comprometidos en la defensa la lengua española. Debió de morir de pena, ante la desorientación que tomaba la enseñanza del español en muchas autonomías españolas.

El presidente de la RAE, don Santiago Muñoz Machado, le ha dedicado unas palabras, donde le califica como académico ejemplar, y que su muerte supone una enorme pérdida, porque como académico ha desempeñado con gran acierto muchos cargos, y seguido atentamente todos los trabajos de la Academia: como bibliotecario, vicedirector, y presidente de la Asociación de la Academia de la Lengua Española, y tiene toda clase de títulos y condecoraciones por su trabajo en favor de la lengua española.

Ha sido una persona que ha pasado por todos los niveles de la enseñanza, licenciado en Filología Románica por la Universidad de Granada y doctor por la Universidad Complutense de Madrid, ganó la cátedra de Lengua y Literatura Españolas de instituto, y fue docente en los institutos de Algeciras, Cartagena y Astorga. Pasando, por oposición, a la cátedra de Gramática Histórica de la Universidad de La Laguna de Tenerife. De donde accedió a ejercer su magisterio en la Facultad de Letras de la Universidad de Granada, y de aquí a las Universidades de Madrid para dirigir la cátedra de Lengua Española, el año anterior de que yo fuera de catedrático a la Universidad de Granada.

Elegido para ocupar el sillón “q” de la Real Academia Española, e ingresando en febrero de 1987 con un discurso sobre la letra “q” de su sillón. Trabajó en el informe del Ministerio de Cultura contra la pretensión de la Comunidad Económica Europea de borrar la letra “ñ” de los teclados comerciales en España. El asunto terminó con la renuncia a su postura por la CEE.

Ha sido un intelectual que ha defendido con valentía la unidad de España, como lo hace en su libro “Lengua Española y Lenguas de España”. Libro polémico, hoy día, donde se ofrece un interesante panorama crítico de la pluralidad de lenguas en la península Ibérica, y del espectáculo que han propiciado los políticos en los últimos tiempos con sus intentos de dividir la unidad de España.

Sumario: En recuerdo de un investigador y académico con un trabajo callado y poco conocido, pero muy auténtico y efectivo

Destacado: Como vicedirector de la RAE elogió el papel del idioma común para propiciar el entendimiento colectivo y no para diferenciarse del resto, ni como signo de identidad

Un libro interesante, donde defiende el español contra los que están utilizando su lengua como arma arrojadiza por la identidad de ciertas regiones, y no como, debe ser, instrumento de comunicación. Su tesis en este libro va contra las actuales tendencias ideológicas que por intereses políticos están creciendo con gran rapidez en distintas regiones, por lo que dice al “considerar como un drama la desaparición de lenguas minoritarias. Y yo he de decir que en estos tiempos se tiende a percibir como agresivo: que esa desaparición yo no lo considero un drama, sino todo lo contrario”. Tema que recibiría la censura de los políticos modernos, pero es un hecho histórico que las grandes lenguas, en todo tiempo y países, han ido absorbiendo las lenguas regionales, pues “sin paulatina y constante desaparición de las lenguas minoritarias, a través de los siglos, la atomización lingüística sería de tal envergadura” que llevaría a la incomprensión de los pueblos.

Vamos a recordar la lección que tuvo en la Universidad de Verano Menéndez y Pelayo de Santander en defensa de la legua española. Afirmó que disponemos de las lenguas “para entenderse, no para diferenciarse”, y señaló cómo el bilingüismo está provocando en muchas regiones autónomas el deterioro de la lengua española: “Hay gente que empieza a hablar mal el castellano en determinadas regiones donde lo hablaban muy bien y lo escribían muy bien”. Es una pena porque, en otro tiempo, hubo grandes escritores en esas regiones, pero en el futuro se reducirá su obra a solo su idioma local con la pobreza que esto supone. Además, añadió que en las comunidades autónomas bilingües hay personas que “hablan una lengua mezclada… lo que acaba estropeando las dos”. Tenía un gran pesar porque en esas zonas las personas van perdiendo su lengua propia que es el español, y esto las encierra en sus pequeños mundos, definidos por unas señas de identidad y con falsificaciones históricas más o menos aceptadas.

Y reconocía que no se puede dejar la segunda lengua más hablada del mundo por una lengua minoritaria. Como vicedirector de la RAE elogió el papel del idioma común para propiciar el “entendimiento colectivo” y no para diferenciarse del resto, ni como signo de identidad.

Gregorio Salvador, como conocedor de toda la problemática de la lengua española, destacó el uso del español en Hispanoamérica, que se ha considerado como “lazo de unión que no debe perderse”, y alabó la riqueza lingüística de los que hablan español en aquellas tierras de América, porque en ellos ponen “una gran atención y mayor cuidado” en la enseñanza de esta lengua.

Enseñó, así mismo, que la lengua española ha sido hasta estos tiempos el lazo de unión de la Nación como ya anotó el inventor de la Gramática española Elio Antonio Nebrija cuando la presentó a la reina Isabel la Católica y la encareció porque: “Una vez que los miembros y pedazos de España, que estaban por muchas partes derramados, se redujeron y ayuntaron en un cuerpo y unidad del Reino” por la lengua.

Gregorio Salvador fue muy consciente de la labor unificadora que había desempeñado la lengua española durante siglos y que había llevado a la unidad de España. Veía con gran pena que los intereses de unos políticos, no las necesidades de los ciudadanos de España, utilizasen la lengua para descuartizar la Nación, ya que el español debe ser una lengua de paz y de comunicación, y nunca debe ser un instrumento de dominio político. En realidad, la nueva línea de enseñanza que se ha aprobado en el Parlamento supone un retraso y un peligro, como advierte la Academia Norteamericana de la Lengua Española, cuando critica que el español deje de ser lengua vehicular en la enseñanza en España, porque la nueva legislación “no sólo afecta a España sino también a los casi 600 millones de personas que comparten una lengua universal”.

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