Mi madre, Dorinda la pastora
El presidente de Cantabria ha encontrado la forma de abrir nuevos chiringuitos para situar a alguno de los que le ríen las gracias y le votan, por fin, en las autonómicas, porque en las generales anda un poco despistadillo. El chiringuito consiste en crear una escuela de pastoras, no de pastores. Se conoce que sabe que las féminas le tenían un poco desasistido.
En Asturias florece otra vez, la intención de hacer el asturiano idioma oficial, que, como alguno de ellos dijo, con ello se crearían diez mil puestos de trabajo. Se equivocó, serían diez mil sueldos sin trabajar.
Si el exconsejero de Educación, que sigue en la cárcel y yo creo que debería estar en su casa disfrutando de sus nietos, por su edad, salud y muchas otras circunstancias, dispusiera en sus tiempos de la escuela de asturiano, no habría sido necesario que escamoteara los muebles de alguna escuela, para obtener pingües beneficios, no estoy seguro para él, pues me parece una persona honrada en lo personal.
Me he desviado, no quería hablar de esto, sino de la escuela de pastoras. Mi madre, de San Martín de Podes-Gozón, era la mayor de seis hermanos y se quedaron huérfanos de padre y madre cuando ella tenía más o menos 9 años. Nadie me lo puede confirmar ni desmentir, pues soy el mayor de la saga. Ella se quedó en casa de los abuelos, casería fuerte de San Martín, “El Rexidor”, la pequeña, Parmenia, la adoptó una señora y el resto, José María, Alfredo y Eleuterio y Zulima, se quedaron con tía Engracia en una casa que les construyeron en el barrio de Fresno, que aún perdura y es propiedad de mi primo Antón, hijo de Zulima. Mi madre se llamaba Dorinda y desde que yo recuerdo, siempre fue Dorinda de Pachico. Ella en casa de los abuelos iba a “llindar vaques al prao”. Me contaba que para entretenerse llevaba útiles de costura y en una ocasión una vaca le hizo un costurón a una oveja que hacía las veces de un perro de compañía. Ni corta ni perezosa, que no lo era, cogió los bártulos, cosió la herida con tanta destreza como el Doctor Pol de una conocida serie de televisión. Para qué hace falta una escuela de pastoras, ya lo sabemos, para ampliar el sinnúmero de chiringuitos que siempre procuran cobertura económica. Al final, mi madre se fue de casa de los abuelos “por amor”, pretendían casarla con quien ella no quería. Doy fe.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo

