Vacunados de espanto
Estamos tan acostumbrados a tragar con todo que ya no nos sorprenden ni las alarmantes noticias que recibimos por todos lados, ni las informaciones sesgadas e interesadas de unos y de otros. Los medios de comunicación se han convertido en difusores del espanto, en generadores de un miedo insuperable, de una angustia vital permanente, para lo que no hay otro antídoto que el escepticismo.
Sería más correcto decir que estamos “curados de espanto”, pero una simple cura no sería suficiente. Habría que vacunarse, inyectarse varias dosis para combatir el espanto, aunque, a decir verdad, son tantos los engaños, las mentiras y las falacias que soportamos a diario, que poco a poco se va apoderando de nosotros la incredulidad más absoluta.
Podría decirse que estamos realmente vacunados de espanto, inmunizados, al menos, del espanto que nos produce comprobar el grado de manipulación a que estamos sometidos, pero de la otra vacuna, de la vacuna que de verdad necesitamos, de la auténtica vacuna, de esa vacuna que nos vienen anunciando a bombo y platillo, de esa vacuna que no hay manera de saber ni cuándo, ni cómo, ni dónde, de esa vacuna solo hay noticias preocupantes. De esa vacuna, esperanzadora, que ojalá llegue cuanto antes.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo

